El reto.




 

Cuando sonó la estridente sirena, todos corrieron a ocupar sus puestos.

Felipe se sentó a los mandos del rojo camión de bomberos, algo que nunca había podido hacer, hasta aquel caluroso verano de 2009.

Era su momento. Un escalofrío le recorría la espalda. Apretó fuertemente el volante y el vehículo echó a andar.

Durante el camino, a Felipe le rondaban mil ideas en la cabeza. Pensaba en la cantidad de veces que había imaginado ese momento; en la magnitud del incendio con el que se iba a enfrentar; en la gratitud de las personas a las que iba a salvar; en qué pensaría Clara, si pudiera verlo.

Entre luces nocturnas, bullicio y sonido de sirenas, el camión se detuvo. Había llegado a su destino.

Cuando Felipe bajó del vehículo, era consciente de que todo lo vivido hasta ese instante, había sido un simple aperitivo.

Había llegado la hora de enfrentarse a su mayor reto.

Estaba decidido a montar en la noria.

Amor de madre.

 Imagen: Foto Bazar

Penélope abrazó a su bebé con la ternura que sólo una madre puede desatar.
Tumbó al niño sobre una pequeña manta, que previamente había extendido sobre la cama. Le quitó la ropa y le puso un pijamita de lana, para que durmiese abrigado.
Sin apartar la vista de su retoño, retrocedió unos pasos, hasta llegar a un frasco de colonia infantil que tenía sobre la mesita de noche. Derramó unas gotas sobre las palmas de sus manos y las pasó por la nueva indumentaria del bebé.
Luego se tumbó junto al niño, pasándole un brazo por encima, mientras cantaba en susurros una dulce canción de cuna.
Besó la frente de su hijo,  con la delicadeza de quien no quiere alterar la perfección.
Se quedó dormida, con una dulce sonrisa dibujada en el rostro.

Javier, que había estado observando a Penélope, desde el umbral de la puerta, abrió su cuaderno y escribió unas notas:

Habitación: 35-A
La paciente no ha experimentado mejoría desde su ingreso.
Sin embargo, desde que le hemos dado el muñeco, aparenta un estado de continua felicidad.

Related Posts with Thumbnails