Pájaros en la cabeza.



Pájaros metálicos volaban, esta vez, abandonando la ciudad.
En la plaza del Ayuntamiento, la actividad era frenética.
La multitud, agolpada, contemplaba un dantesco espectáculo.
Cabeza abajo, colgando del brazo de su propia estatua, se exhibía el cadáver del dictador, anunciando que la guerra había terminado.

En el foro de Nuncamajás, se propuso un reto consistente en escribir un microrrelato, que contuviera cuatro frases consecutivas, que comenzasen, respectivamente, por las palabras "Pájaros-en-la-cabeza". Ésta ha sido mi propuesta.

La noche.



El momento favorito de Ernesto, era el final de la jornada.

Se recostaba en su cama, con los ojos cerrados, recapitulando las actividades diarias.

El desayuno, las clases, el patio,  el gimnasio, alguna  esporádica salida en grupo para visitar un museo, o una visita al despacho del director, por discutir con un compañero sobre qué programa ver en la televisión de la cantina.

La noche.

Se sentía tan acompañado durante todo el día, que necesitaba ese ratito diario de soledad, para entablar una silenciosa conversación consigo mismo y evadirse un poco de la rutina diaria.Luego se dormía y soñaba con la visita de sus padres, que le entregaban un bocadillo, con una hoja de sierra en el interior.

Es que él, a eso de esconder una lima, nunca le había visto utilidad.

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