Primer amor.





     —Muy bien, Luis. Esto es un cuadrado, esto un triángulo y esto un círculo, pero aquí te has equivocado. Esto es un ó-va-lo, como un huevo. —Explicó con ternura la profesora, al tiempo que miraba su reloj.— Ya son las once. Puedes salir al patio. Seguiremos más tarde.

     Luis, que hablaba poco, asintió con la cabeza, se levantó y caminó, pensativo, hacia la puerta.
Cuando cruzó el umbral, apareció ella. La vio caminando por el pasillo y el corazón le dio un vuelco.
Se fijó en sus ojos, su pelo, su forma de andar y la luminosa sonrisa que lució al decirle hola cuando llegó a su altura. 

     Por primera vez en su vida, Luis supo qué era enamorarse.

     Al día siguiente volvió a ocurrir lo mismo, y al otro ...y al otro.

     A sus 85 años, Luis se enamoraba, cada día, por primera vez.




Año nuevo, vida nueva.

Fotografía: © Pedro Cruz 2012


     A Jorge le bastaron treinta minutos después de las doce campanadas para darse cuenta de su irremediable error.

    En pie sobre la baranda de piedra del puente, miraba fijamente las turbulentas aguas del río, que esa noche recorría su cauce con una violencia especial.

     A lo lejos se oía a la multitud celebrando el nuevo año; una mezcla de música, voces y petardos.

     Jorge había vendido todo cuanto tenía y había gastado el dinero, pero el mundo seguía girando.

     Decidido por fin, sacó del bolsillo de su chaqueta el libro de profecías y lo arrojó al río.

     De vuelta hacia el centro de la ciudad, se cruzó en su camino una hermosa gitana.

    —Feliz año nuevo, guapo. Si me das unas monedas te leo la mano y sabrás qué te depara el futuro— le dijo la mujer mientras le guiñaba un ojo.

     —¡Vete a la mierda!— contestó él sin parar de caminar.
Jorge comenzó a reír a carcajadas mientras escuchaba, cada vez más lejos, las maldiciones de la gitana.


Related Posts with Thumbnails