Controles sanitarios.

Los controles sanitarios sobre los productos que consumimos son, cada vez, más frecuentes y exhaustivos.
En cuanto se detecta algún componente dañino en algún alimento, éste es inmediatamente retirado del mercado.
¿Compraríamos una leche que contuviese amoníaco, arsénico, acetato de celulosa, alquitrán, elementos claramente cancerígenos y, además, más de un centenar de substancias radiactivas ?
¿Y si, además, el envase contuviera un mensaje que avisase de que el consumo de ese producto puede matar?
Sería un escándalo encontrar una leche así en la estantería de nuestra tienda habitual. Interpondríamos una demanda al fabricante de manera inmediata. Los telediarios informarían sobre el número de personas afectadas, la cantidad de litros de leche retirados y los años de cárcel a los que podrían condenar al responsable de la fabricación de semejante veneno.
¿Cabe, en la estructura comercial actual, la posibilidad de que exista un producto así?.
Cabe
He encontrado uno. Se llama tabaco.
Todo el que fuma sabe que comete un error; que no debe hacerlo, que es perjudicial, que puede enfermar e, incluso, morir por ello. Entonces, ¿cómo es posible que haya tantos millones de personas en el mundo cometiendo un error tan grave?
Dijo Cicerón:

"Humano es errar, pero sólo los estúpidos perseveran en el error."



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