Cuando era un adolescente tenía ídolos. Algunos cantantes, músicos, actores, actrices, directores de cine y deportistas resaltaban sobre el resto de la humanidad como una amapola en mitad de un trigal.
Eran semidioses que poseían más valía que el resto de los mortales. Tenían cualidades que obviaban sus defectos. Les adoraba porque eran eso: ídolos.
Después todo cambió. No se por qué, pero cambió. Quizás por desidia, aburrimiento, por cansancio, o por sensatez, -nunca por proponérmelo- dejé de idolatrar. Siguen existiendo talentos sobresalientes, seres humanos dignos de admiración, pero no he vuelto a sentir la incondicional idolatría que experimenté en mi adolescencia.
Descubrí que de la pluma de grandes escritores, también podían salir verdaderos bodrios, pero se vendían porque en la portada del libro figuraba el nombre, más grande que el título , de su autor.
Aprendí que un cantante, aclamado por miles de personas cuando subía a un escenario, podía ponerse hasta las cejas de droga entre bambalinas.
Supe que un deportista, laureado en las más prestigiosas competiciones, podía, cuando las fuerzas le empezaban a fallar, recurrir al engaño de las substancias prohibidas que prolongasen sus cualidades físicas.
Las cosas se ven de otra manera cuando adviertes que tus ídolos son humanos, que son susceptibles de cometer los mismos errores que tú y que son capaces de llegar a un extremo de bajeza que tú nunca alcanzarías.
Es entonces cuando los ídolos dejan de serlo, para convertirse, simplemente, en personas. Poseedoras de un don, pero personas al fin y al cabo.
Iba a escribir esta entrada para analizar la situación de Roman Polanski, director de una de mis cinco películas favoritas "Rosemary's Baby", conocida en España como "La semilla del diablo". Él es uno de los mayores talentos que ha dado el cine, capaz también de realizar uno de los peores actos que puede cometer un ser humano, como si el diablo hubiese sembrado en él su semilla.
Sin embargo he terminado escribiendo sobre ídolos. A veces, cuando me siento ante el teclado, los dedos, obedeciendo a mi mente, divagan un poco.
Dejaré en paz a Polanski por esta vez. Bastante tiene él con lo suyo.
Hace 13 horas
Personalmente, y aunque "La Semilla del Diablo" está también entre mis favoritas de Polanski, prefiero "El baile de los vampiros": nunca ha existido, para mí, película que funda terror y comedia con tan exquisito ingenio. Esto en cuanto al terror; No podemos olvidar "El Pianista" o "Repulsión" entre sus obras maestras.
ResponderEliminarPor cierto, que aquí en España, como suele pasar tantas veces, se columpiaron al adaptar a nuestro idioma el título original "Rosemary´s Baby" (mucho más sugerente), transformándolo en "La Semilla del Diablo": desvelaron sin piedad todo el desenlace de la película.
Un abrazo, Perikiyo.
Creo que te cansaste por "sensatez"
ResponderEliminarNo hay nada como hacer de diose e ídolos de la gente normal, lógicamente se terminan cayendo. Yo he aprendido separar al hombre de su arte sea cual sea. Porque si te metes a husmear (no yo los paparazzi)en sus vidas privadas la desilusión es mayúscula.
La película "repulsión" me dejó una huella imborrable.
Un brazo.
P.D. Algunas veces Perikiyola escritura automática te lleva a hacer estas entradas fenomenales.
Un abrazo
A mi me encantó El Pianista.
ResponderEliminarSupongo que cuando bajamos de su pedestal al ídolo de turno y de paso le arrancamos su careta, nos queda la sensación de haber crecido un poco más como personas.
Saludos.
Hola, Onminayas.
ResponderEliminarMe encanta "El baile de los vampiros". No sé si habrás visto "El quimerico inquilino". Es rarita, pero en ella Polanski supo recrear un ambiente claustrofóbico que llega a producir pavor. "El pianista" me parece una obra maestra
Estoy de acuerdo contigo en que desvelaron el desenlace de la película. Habría sido mucho mejor verla sin la certeza de lo que pasaría al final.
Un abrazo, Onminayas.
Hola, Katy.
ResponderEliminarEfectivamente, es bueno aprender a separar al hombre de su arte o don. Si no, mezclamos una cosa con otra y nos confundimos.
Gracias. Un beso.
Hola Negrevernis.
ResponderEliminarAunque "El Pianista" está basada en hechos reales, Polanski además supo reflejar muy bien las circunstancias en las que se basaba la trama de la película. Él se crió bajo la amenaza nazi, llegando incluso a perder a su madre en un campo de concentración. Sabía lo que tenía entre manos cuando rodó aquella historia.
Y creo que supones bien.
Saludos, "profe".
Hola Perikiyo, a mi tambien me ocurria cuando era adolescente el convertir en mis idolos a artistas que admiraba, con los años me di cuenta que debia hacer lo que Katy dice, separar su arte de la persona, el arte es algo que hacen para los demás y lo que perdurará de ellos. Un amigo cubano, escritor y para nada idolo de nadie me dijo en una ocasión: no quieras conocer nunca a un escritor que admires, te defraudaria, mejor quédate con sus obras. Bueno afortunadamente él no me defraudó, ni sus libros.
ResponderEliminarBesinos.
PD tienes razón, Polanski ya tiene bastante con lo que tiene.
Hola Fabia.
ResponderEliminarTu amigo cubano es, sin duda, un hombre sabio.
Un beso.
Interesante reflexiòn haces Perikiyo,al final todos somos humanos,solamente es cuestiòn de tiempo el que nos demos cuenta.
ResponderEliminarSaludos.
Claro que sí, Madreselva.
ResponderEliminarTodos nos ponemos los pantalones por los pies.
Un abrazo.
Cuando somos jovenes, somos embaucados por eso, por nuestra juventud, solo vemos lo que tenemos delante de las narices sin profundizar, cuando tenemos conciencia de lo que nos rodea, todo cae por su propio peso, los dioses no existen, solo son de carne y hueso, personajes que aún teniendo valia, no soportan la presión del exito, caen en sus propias redes...
ResponderEliminarDe Polanski diré cada cual recoge lo que siembra...
Muaks.
Hola Alalba.
ResponderEliminarTienes mucha razón. Caen en sus propias redes.
En cuanto a lo que dices de Polanski, está cosechando, aunque tarde, lo que sembró hace treinta años.
Un beso.
Perikiyo, hola, còmo estas.
ResponderEliminarTenìa ìdolos de mùsica en mi adolescencia, con el tiempo es como que eso se me pasò ...
Hoy por hoy, la palabra ìdolo no me gusta mucho... prefiero decir que siento admiraciòn por alguien.
Escribis muy bien.
Un abrazo, Silvana
Hola Perikiyo.
ResponderEliminarDe Polansky me quedo con El Pianista... y con su banda sonora.
Como ya han dicho por aquí, no recuerdo ahora quien, lo mejor es separar al hombre de su arte, y abstraerse de esa "humanidad" para quedarnos con su obra.
Un beso grande y no te preocupes, a todos se nos ha caído algún ídolo con el paso del tiempo, o simplemente por las circunstancias.
Es la vida misma...
Hola Perikiyo!! Me encantó lo que escribiste. Yo opté por cambiar la idolatría por admiración y creo que es más justo, por lo menos para mí. Me gusta la espontaneidad con la que escribís.
ResponderEliminarBesos
Es propio de la juventud el buscar referentes fuera de los padres y depositar en ellos admiración, idolatría, veneración. Por suerte, crecemos y en el aprendizaje que es la vida vamos dandole a cada quien su lugar.
ResponderEliminarQue tengas una buena semana!
Hola Silvana.
ResponderEliminarEfectivamente, la palabra ídolo, hace años que dejó de gustarme.
Gracias por tu visita y tus halagos.
Un abrazo.
Hola, Elena.
ResponderEliminarEl pianista es una grandísima película. Lo pasé muy mal cuando la ví. El holocausto nazi es un tema al que, desde siempre he sido especialmente sensible.
Ha sido Katy quien ha hecho referencia a la separación del hombre de su arte.
Me encanta verte por aquí.
Un beso.
Hola Gabriela.
ResponderEliminarIdolatría, nunca más. Admiración, siempre.
Como la que siento por tí y tu blog.
Un beso, amiga.
Efectivamente, Cris.
ResponderEliminarEl tiempo pone a cada cual en el sitio que le corresponde.
Besos.
Quien de nosotros ... no los ha envidiado .. pero lo mejor de todo es darnos cuenta que nosotros podemos ser esos grandes hombres sin tener fama y dinero solo con nuestros actos y palabras ....
ResponderEliminarSabias palabras, Rock.
ResponderEliminarBienvenido a Barataria.
Es una pena que a todos se nos caigan los idolos pero al fin y al cabo solo son hombres, unos mejores y otros peores.
ResponderEliminarPor cierto felicidades para el peque.
Saludos
Gracias, Flores.
ResponderEliminarNo sabes lo que alegro de volver a verte por aquí.
Un abrazo.
los genios suelen tener también caídas "geniales",por su trascendencia sobre el común de la masa que lo asume, como ser extraordinario.... un abrazo
ResponderEliminarHola, Abuela Frescotona.
ResponderEliminarInteligente comentario. Cuanto más grande es un árbol, más ruido hace al caer.
Bienvenida a Barataria.
Un abrazo.
Amigo,uno al final se da cuenta que muchas veces el genio de una persona no tiene nada que ver con su personalidad.
ResponderEliminarUn muy cordial saludo.
Soy una completa ignorante sobre el campo del cine, pero "La semilla del diablo" es una película que siempre me ha llamado la atención, así que sólo por tu sutil sugerencia y por el comentario de Onminayas que lo corrobora, me animaré a verla seguro. Gracias.
ResponderEliminarHola, Sagitaire17.
ResponderEliminarVí en tu blog que has cambiado de dirección, así que mis enlaces están ya corregidos.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola, Sechat.
ResponderEliminarYo también soy un total y completo ignorante en materia de cine. Bueno, en todas las materias. Pero me gusta el cine de terror, sobre todo si son películas de los años 60 y 70. Las de hoy en día son más de horror que de terror. Sangre, vísceras y esas cosas. En aquellos años había más imaginación. Espero que disfrutes de la película cuando la veas.
Un saludo y gracias por venir.
Yo a mi edad sigo teniendo ídolos. No lo vivo de la misma manera que en mi adolescencia, eso es imposible, pero hay ciertas personas que cuentan con mi admiración más absoluta. Intento dejar aparte sus facetas "menos humanas" para centrarme en lo que los hace grandes, porque descubrir las miserias me causa decepciones que no me aportan nada. En ciertos casos prefiero eso de "ojos que no ven corazón que no siente". Así, determinados ases del mundo de la música, del cine, del teatro, de la danza, de la literatura, siguen estando en lo más alto de mi escalafón, aunque sepa de sus "manchitas". Los trapos sucios, a lavarlos en casa. Y como dijo Él, quien esté libre de culpa...
ResponderEliminarY hablando de películas de terror, para mí, de lo mejor, "El Resplandor" de Kubrick, y "Tesis" de Amenábar. Y nada de sangres y vísceras, qué repugnante.
ResponderEliminarIrene, como dices en tu comentario, hay personajes que cuentan con tu admiración más absoluta, dejando a parte sus trapos sucios.
ResponderEliminarAdmiración ya no es idolatría.
Me consta que sabes separar al hombre o la mujer del personaje.
Muchiiiiiiiímos besos a la madre de la niña más guapa del mundo.
"El Resplandor" es otra de mis cinco películas favoritas, Irene.
ResponderEliminarTésis me resultó un soplo de aire fresco entre tanta película que hay ahora, en las que el terror se limita a casquería y ruidos súbitos para asustar al personal.
Besos.
Honestamente, no sabía nada sobre 'el caso Polanski', tuve que googlear para saber de qué estabas hablando en tu entrada.
ResponderEliminarCoincido con que adoración no es lo mismo que idolatría, y como todos, yo también tengo personajes a quienes admiro. Pero en la mayoría de los casos, lo que en realidad admiro es su trabajo: sus creaciones, su voz, etc. Y esas cosas seguirán estando, no importa cómo se comporte la persona detrás.
Las películas de Polanski en su mayoría son excelentes, a pesar de un escándalo de hace 25 años, así como la música de Whitney Houston o Michael Jackson a pesar de sus debilidades humanas, y los primeros libros de Wilbur Smith, cuando escribía para él y no las editoriales, y tantos otros casos similares.
Hola Ana Laura.
ResponderEliminarMe alegro de haber despertado tu curiosidad.
Todos los ejemplos que citas son personas con un grandísimo talento, que no debe ser obviado por los despropósitos de sus vidas privadas.
Muchísimas gracias por tu visita.
Bienvenida a Barataria.
Un abrazo.
Amigo Perikiyo, suscribo en su totalidad tu reflexión, aunque yo lo hubiera contado con más crudeza.
ResponderEliminarTodos hemos “idolatrado” en nuestra juventud. Pero yo en esto supero a la mayoría:
“En la nueva adolescencia de mi ancianidad, estoy creando nuevos ídolos dentro de este mundo actual en que me muevo” jejeje...
Saludos
v.j.
Uvejota, supongo que los ídolos de la "adolescente ancianidad" son más meditados, sensatos y razonables que los de la adolescencia a secas. La experiencia es un grado.
ResponderEliminarSaludos.
Es cierto: separemos al hombre, del genio y del ídolo, aunque sea difícil
ResponderEliminarSaludos
Elisa
Estoy de acuerdo contigo, Elisa.
ResponderEliminarBesos.