Foto: Frith Street Gallery. Fuente: Foto Bazar.
Exhaustos, desnudos, jadeantes y sudorosos, Eva y Juan, sobre la cama, se miraban el uno al otro.
Él, acarició levemente la mejilla de ella. Ella, le besó con pasíón, como si quisiera exprimirle el alma, como si pudiera extraerle todo el ser, toda la energía, todo él, a través de su boca; como si no acabasen de hacer el amor.
Durante algunos instantes, la mirada de Eva quemaba en la piel de Juan. Parecía querer traspasar sus ojos. No tenía bastante con mirarle. Quería fundirse con él.
-¿Te pasa algo, Eva?- Preguntó Juan, extrañado.
-No. No es nada.- Respondió Eva, al tiempo que se incorporaba para sentarse al borde de la cama.
-Te he notado rara. No me malinterpretes, ha sido increíble, pero no eras la Eva de siempre.
-Será mejor que te vayas- Sugirió ella entre sollozos.
-Eh, pero si estás llorando. ¿Qué te pasa?- Se incorporó Juan, extrañado.
-Vístete y vete.
-Pero, Eva...
-Y no vuelvas más por aquí.- Pidió ella, agachando la cabeza.
-¿Cómo que... se puede saber qué te pasa?
-¡¡¡Vete ya, por favor!!!
Juan no sabía qué decir.
Al verla tan alterada, decidió que lo mejor era hacerle caso. Se vistió.
Eva todavía estaba sentada al borde de la cama, mirando al suelo, llorando en silencio.
-Otro día lo hablaremos con calma. No sé que te...
-No habrá otro día.- Interrumpió Eva. -Te lo he dicho muy en serio. No quiero verte más, Juan. Ahora, vete.
Juan asintió con la cabeza y luego negó varias veces. Se fue en silencio. Tenía ganas de dar un portazo, pero cerró despacio, dejando a Eva sola en la habitación.
Eva se sentó ante el espejo del tocador, agarró un joyero de nácar y lo arrojó contra su reflejo, contra su estampa, quebrando el espejo en mil pedazos. Se maldecía a sí misma, por haber roto una promesa que se hizo años antes.
La pomesa de no enamorarse jamás de un cliente.
No es buena idea enamorarse del cliente en ninguna profesion, pero en el caso de la suya es aun peor, me temo.
ResponderEliminarMonsieur, menos mal que vuelve usted a ofrecernos sus relatos! Me imagino que los estudios lo tendran atrapado, por lo que se agradece su esfuerzo de continuidad.
Buenas noches
Bisous
Creo que por una vez, voy a ser de las prime en comentar en tu blog y no llegaré días después como la "tardeasoma" que suelo ser...
ResponderEliminarEva me ha recordado a Carmen, alguien a quien conocí una vez, ella me dio permiso para escribir su historia en mi blog...
Sabes qué amigo? Que el corazón es indomable y rebelde. En el corazón no manda nadie, ni siquiera la razón por mucho que nos empeñemos en creer lo contrario. Es difícil escapar al sortilegio del Amor.
Da igual donde nazca, da lo mismo donde emprendamos ese camino. No importa que sea en un parque lleno de niños que juegan o en la habitación triste de una pensión de tercera.
¿Quien puede poner puertas al mar?
Mil besos mi niño Perikiyo. Buenas y dulces noches...
Hola Perikiyo!! Me encantó amigo. Cuántas veces debe suceder eso...Y cánnta tristeza provocará. Muy bueno como siempre.
ResponderEliminarBesossssss
Madame, desde luego que no es buena idea, en ninguna profesión, y menos en esa.
ResponderEliminarPero ¿quíen manda en el corazón?
No estudio. Es que estos últimos días he tenido mucha actividad, aparte de la laboral. Los ratos que he estado desocupado, mis dos hijos se encargaban de que no tuviera tranquilidad. Hoy en día, los maestros mandan deberes a los padres. Je,je. Esperaba al fin de semana, pero las comuniones me dejaban agotado.
Espero disponer de más tiempo, de ahora en adelante.
Bisous.
Elena...
ResponderEliminarSe me ha escapado la historia de Carmen. Si está en tu blog, la buscaré.
Tienes muchísima razón. Intentar añadir lógica a los avatares del corazón, es como contrarrestar un huracán con un abanico. No se puede.
Cuando el amor aprieta, no hay escenario que se le resista; ni clase social, ni distancia, ni nada.
Queridísima Elena, gracias por estar siempre ahí.
Tus comentarios, no siempre son los primeros. Tampoco son siempre los últimos. Eso sí, siempre son importantes para mí.
Mil besos.
Hola, Gabi.
ResponderEliminarDebe suceder muchas veces.
Ya ves, hoy me ha salido una historia muy triste.
Te mando un beso en envío urgente hacia Rosario.
Hola Perikiyo, debe ser triste enamorarse de un cliente, pero como siempre dejas la puerta abierta a la duda.
ResponderEliminarNadie hace el amor con pasión si no esta enamorada y parece ser que debía ser un cliente muy especial.
Los caminos del corazón no las de la profesión. Ser usada como un klinex.
Me ha encantado como siempre tu relato.
Un beso
¡¡Muy atrayente, como todos tus relatos, Pedro!!
ResponderEliminarConsigues que el lector lea hasta el final.
Pero hay algo con lo que no estoy de acuerdo.
Espero no parecer machista, pero considero que Juan tiene al menos, el “derecho” a una explicación, no porque "pague" el servicio prestado, sino porque, Pudiera ser que él también sienta algo parecido.
Y si no se atreve a expresar sus sentimientos, ¿Quién es Ella para negarle saber el motivo de su desprecio?
Con su actitud, lo que consigue es: impedir la oportunidad de expresarse.
Eva, posiblemente con ello pierda la ocasión de ser apartada de esa profesión -siendo a lo mejor su mayor ilusión- Perdiéndola definitivamente.
Y por supuesto nada consigue con romper su reflejada imagen como signo de su propia “inaceptabilidad”.
Después de la unión y consiguientes manifestaciones físicas y emocionales, lo mejor que pudieron hacer debió ser: La comunicación y el dialogo.
Un abrazo
v.j.
Hola, Katy.
ResponderEliminarEs triste que una persona pueda ser usada como un klinex. Pero, desgraciadamente, sucede así en muchos casos.
Gracias por tus sabias palabras.
Un beso.
Hola, Uvejota.
ResponderEliminarEfectivamente, planteas un argumento más que probable.
Por eso me gusta dejar los relatos "abiertos". Hay infinitos argumentos, interminable cantidad de posibles finales.
Tantos, como lectores pueda tener.
Es bueno que haya personas que piensen más allá de lo que hay escrito.
Muchas gracias.
Un abrazo.
¿Se puede huir de forma racional del amor?
ResponderEliminarPerikiyo, otro genial relato, con final magnífico.
ResponderEliminarUn dura dura decisión la de Eva, teniendo que elegir entre su profesión o el amor, sabiendo que las dos cosas no pueden ser en este caso, pero, no crees que puede equivocarse por tomar la decisión unilateralmente?, puede que Juan quisiera participar de ella.
Me ha encantado, como siempre.
Muchos besos.
Quedé impresionada! la lectura me atrapó desde el principio y definitivamente el final fue totalmente inesperado.
ResponderEliminarUno puede manejar la razón pero no los sentimientos pues de eso estamos hechos.
Después de leerlo varias veces -cosa que siempre hago con tus escritos :D- me parece que la historia puede dar muchos giros; siempre dejas esa posibilidad en tus relatos y eso es excelente para el lector soñador que disfruta imaginar otros finales alternos.
Un beso Perikiyo
Negrevernis, el amor es como la muerte. No podemos escapar de él, aunque intentemos retrasar su llegada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Nikkita.
ResponderEliminarClaro que puede equivocarse. De hecho, Juan me inspira cierta ternura. Hay en él un atisbo de esperanza, que, tal vez, desemboque en un final feliz. Pero ese es sólo uno de los muchos finales posibles para esta historia. ;)
Un besazo.
Hola, Gracielawer.
ResponderEliminarEs todo un lujo contar con lectores soñadores, como tú.
Muchísimas gracias.
Un beso, amiga.
Hola, Perikiyo!
ResponderEliminarTouchée. Muy buen relato. Engancha. El título es muy adecuado... Caminos divergentes...
Muchos besos
Buenas noches
¡Hola, Noemí!
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado.
Besos, amiga.
Que bueno, otra sorpresa buenísima.
ResponderEliminarGracias, Nacho.
ResponderEliminarSaludos.
Tu post tiene una gran belleza y tal vez sea la tristeza que me despierta lo que me hace verlo asi.
ResponderEliminarBesinos.
Hola, Fabia.
ResponderEliminarAgradezco mucho tus palabras. Realmente, es una historia triste.
Besinos.
Perikiyo comos siempre impecables tus relatos y este me dejo enganchada sensualmente...poner barreras al amor, quien puede???
ResponderEliminarTu personaje, estoy segura que cambiara de opinión.
Muaks.
En general se suele hablar de lo inverso...del cliente que se enamora.Pero sin dudas situaciones como la que nos cuentas con tu talento habitual ocurrirán a menudo.
ResponderEliminar¿Es posible de no enamorarse por respectar una promesa?Me temo que el corazón no se pueda controlar tan fácilmente...La reacción de Eva puede parecer injusta...pero cuando se sufre no se esta siempre justo...
Bueno,que me estoy enrollando...Te doy una vez más las gracias por la referencia de la foto y te mando un abrazo.
Hola, Alalba.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga.
Desde luego que nadie puede poner barreras al amor.
En cuanto a mi personaje, seguro que recapacita. El amor siempre sigue su camino.
Muaks para tí también.
Hola, Sagitaire17.
ResponderEliminarSeguro que el amor puede más que cualquier promesa.
Soy yo quien te da las gracias a tí, por tu inagotable fuente de imágenes.
Un abrazo.
Excelente relato¡...y duro para quien lo padece...es que el corazón¡¡ Felicitaciones. Saludos
ResponderEliminarP.D.: Que disfrute con tu nueva camara.
Perikiyo, no es buena idea enamorarse ni de un cliente (sea la clientela que sea)ni de un compañero de trabajo ni de un jefe. Y en "su" trabajo supongo que será tofdavía peor. En cualquier caso las cosas irán mal siempre.
ResponderEliminarBuen relato. UN besazo.
Hola, Ramón.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita.
Como tú dices: el corazón...
La cámara me llega mañana. Estoy deseando tenerla en las manos.
Saludos.
Hola, Meg.
ResponderEliminarDesde luego, no suele ser buena idea, no.
¿Siempre? Tal vez haya alguna posiblidad de que salgan bien alguna vez. A veces, no hay por qué cerrar las puertas al amor. Es bueno dejar, aunque sea, una pequeña rendija abierta, por si las moscas.
Besos, amiga.
Eso proboca un gran vacio, es muy triste sentirse enamorado de alguien prohibido
ResponderEliminarNo me animaría a hacer algo así! No me puedo contener al amor, no puedo ocultarlo como la protagonista del cuento, ella se lo pierde!
ResponderEliminarBesos, Perikiyo!
Pues sí, Minijuegos. Provoca un gran vacío.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Hola, Cris.
ResponderEliminarRealmente, lo que hace la protagonista de la historia, es algo muy difícil. No debe ser sencillo ocultar el amor.
Besos, amiga.
Ya te iba echando en falta;
ResponderEliminarcomo siempre el final sorprendente.
Siempre se ha dicho, con "refranes" malsonantes que donde tengas el trabajo no tengas otras cosas...
Por lo demás muy triste, pero ya sabemos la cabeza va por donde puede y el corazón por donde quiere...
Increíble! SIEMPRE me sorprenden tus finales!
ResponderEliminarSiempre le tenemos miedo al amor, siempre tememos "Esto" que a veces nos hace pensar o decir tantas cosas, y como Eva (pienso) negamos la posibilidad -con "razones"- de que pueda darse, quizás por pensar de mas.
Saludos! =)
Hola, Flores.
ResponderEliminarEs curioso. El relato se me ocurrió a raiz de una conversación que escuché por la calle. Alquien dijo esa frase malsonante a la que haces referencia. Je,je.
Tienes mucha razón cuando dices que la cabeza va donde puede y el corazón donde quiere.
Un abrazo.
Hola, Akanesita.
ResponderEliminarMuy interesante, tu apreciación.
Muchas veces, cometemos errores, por pensar de más.
Saludos, amiga.
Buenas tardes, guapo.
ResponderEliminarDespués de días sin pasar por aquí, me voy poniendo al día...
Precioso el relato, me ha encantado. "El corazón tiene razones que la razón no entiende", así que poco más hay que decir.
Un besazo.
Lourdes.
¡Hola, Lourdes!
ResponderEliminarTienes mucha razón.
Un beso, guapísima.
Muaks.
Muy buen relato, haces fácil la lectura y además interesante.
ResponderEliminarUn poco triste, mas bien trágico, mezcla de amor y miedo.