Fernando se dispuso a prepararlo todo. Estaba decidido a cumplir con algo que venía planeando desde hacía tiempo, pero no se atrevía a hacerlo en casa.
Alquiló una habitación en un hotel, al que acudió con una mochila colgada al hombro.
Una vez acomodado en la estancia, apartó la cama, pegándola a la pared y colocó una silla justo debajo de la lámpara del techo.
Sacó de su mochila una cuerda, que acababa de comprar en una ferretería, de camino al hotel.
Subido a la silla, ató un extremo de la cuerda a uno de los brazos de la lámpara e hizo un nudo corredizo en el otro extremo. Introdujo la cabeza por el lazo del nudo y se ciñó la cuerda al cuello.
La silla estaba coja, por lo que daba pequeños golpecitos contra el suelo, acompasados por el temblor de las piernas de Fernando. Sudaba por cada poro de su piel. Cerró los ojos fuertemente, apretó los puños y la mandíbula y, haciendo un esfuerzo del que se creía incapaz, consiguió imprimir a sus piernas la fuerza suficiente para volcar la silla.
Cayó, mientras daba un grito desesperado, pero sus pies tocaron el suelo sin mayor problema.
Con la respiración entrecortada, abrió los ojos, para observar que había dejado la cuerda demasiado larga, por lo que llegó al suelo sin quedar colgado.
Maldiciendo su torpeza, volvió a empezar, pero esta vez se aseguró de que la cuerda quedaría lo suficientemente corta, como para no llegar al suelo. Extenuado por la tensión del momento, volvió volcar la silla con las piernas.
Esta vez sí quedó colgado, dando un estertor, pero la lámpara se desprendió del techo, por lo que Fernando cayó al suelo, seguido de la lámpara, que le golpeó la cabeza, produciéndole una pequeña brecha por la que sangraba abundantemente.
Allí estaba el frustrado suicida, en el suelo, dolorido, cubierto por restos de yeso, con una cuerda al cuello, y abundante sangre saliendo de su cabeza.
Enfadado, se liberó del lazo, entró en el cuarto de baño y se limpió la herida bajo el grifo de la ducha. Tras secarse con una toalla, decidió que tendría que cambiar de método. Después del "éxito" obtenido, quiso hacerlo sin planear nada. "Cuanto más fácil y directo, mejor", se dijo.
La ventana de la habitación daba a un callejón. Era un tercer piso, por lo que había altura suficiente para sufrir una caída mortal.
Sin pensárselo dos veces, abrió la ventana, retrocedió varios pasos, y corrió hacia ella, gritando. Dio el salto y, una vez en el aire, cerró los ojos, esperando el terrible, pero ansiado desenlace.
Cayó en el contenedor de la lavandería. Varios fardos de ropa de cama amortiguaron su caída, por lo que no sufrió ni el más mínimo rasguño. Había caído boca arriba, de modo que, desde su posición, podía ver la ventana desde la que se había arrojado.
Entonces Fernando tuvo una extraña sensación, que dibujó una leve sonrisa en su cara. La sonrisa desembocó, poco a poco, en una sonora carcajada.
Comprendió que no había llegado su hora, por mucho que él se empeñase.
Salió del contenedor, y comenzó a correr hacia la avenida que se encontraba a la salida del callejón.
Se sentía eufórico. Su ánimo había cambiado por completo. Ya no se sentía un hombre desesperado. Ahora se alegraba de su torpeza.
-¡¡¡No ha llegado mi hora!!!- Gritaba.
La gente le miraba, asombrada. Pensaban que estaba loco.
Cruzó la calle, riendo a carcajadas, con los brazos abiertos. El conductor del autobús urbano, que pasaba en ese instante, no pudo frenar a tiempo y atropelló a Fernando.
Veinte minutos después, Fernando viajaba hacia el hospital, a bordo de una ambulancia, que se abría paso, entre sirenas, a través del tráfico de la ciudad.
Abrió los ojos y miro al médico que intentaba reanimarle.
-Hay que joderse- Espetó.
Fueron sus últimas palabras.
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Me voy de fin de semana. Os leo a partir del lunes. Abrazos a todos.
La verdad es que si, ya hay que joderse.
ResponderEliminarUn saludo.
Vaya sube y baja de sensaciones, después de la tensión inicial sonrio mientras el protagonista corre feliz por la avenida, hasta que llega el atropello, puuufff, acabé sudando con el ritmo de este relato.
ResponderEliminarMuy bueno Perikiyo.
Besinos.
Que buen relato Perikiyo. La mayoría de las veces, se acaban cumpliendo nuestros deseos, pero nunca de la manera que imaginamos o en la que nos empeñamos, si no de la que menos esperamos.
ResponderEliminarEso es lo que le ha pasado a Fernando. Tanto desearlo, cuando cambió de opinión ya era tarde, el ciclo estaba en marcha :).
Buen fin de semana. Muchos besos.
Genial Perikiyo, no habia llegado su hora, efectivamente. Nadie sabe del dia y de la hora. El destino suele jugar malas pasadas. Me ha encantado el ritmo y la minuciosidad de la preparación que para su fin ha montado Fernando. No le falto detalle, pero quiso la casualidad que el brazo ejecutor fuese un autobus cuando había recuperado las ganas de vivir.
ResponderEliminarUn poco cruel como la vida misma,
Un beso y buen finde
Ay, monsieur, que mala soy, ese pobre hombre venga a intentar suicidarse y yo riendome!
ResponderEliminarMire que era gafe el pobre. No lo consigue ni a tiros y cuando ya esta todo contento va y lo atropella el autobus. Y porque no habia nada mas grande!
Feliz domingo, monsieur.
Bisous
Esto es el colmo de la mala suerte.
ResponderEliminarDespués de fallar por tres veces quitarse la vida, y recobradas las ganas de vivir, va y lo pilla un autobús... pobre hombre. Me da pena pero me hace gracia.
La tragicomedia no tiene secretos para ti.
Felicidades y un beso.
Se me olvidaba desearte un bonito fin de semana.
Las palabras fnales resumen fielmente mis sentimientos después de haber leido este relato:
ResponderEliminarHay que joderse...
Hola Perikiyo!!Ya me parecía que Fernando no iba a reirse mucho tiempo, el pobre. Menos con un escritor que escribe finales sorprendentes. Jajaja. Me encantó amigo.
ResponderEliminarFeliz fin de semana!!
Besosssss
La historia me resultaba familiar con esa testarudez por parte de él por suicidarse fuera como fuera. El desenlace muy bueno, en cierto modo esperado, pero no deja de tener cierto humor negro que me gusta. Un abrazo.
ResponderEliminarQuedé =O. El final que no esperaba, me encanta eso!.
ResponderEliminarSolo faltaban minutos para su hora, por cosas así uno termina pensando lo extraña que puede ser la vida.
saludos! Feliz fin =)
Uf. Vaya historia... Qué ácida.
ResponderEliminarFeliz escapada de fin de semana.
A veces nos empeñamos en controlarlo todo... pero no. Rotundamente no.
ResponderEliminarHay "algo/alguien" que controla nuestros pasos en última instancia, a quien cada uno puede llamar como quiera...
Gracias por la reflexión. Nos viene bien una curita de humildad.
Besos.
Lourdes.
Me pareció un relato muy gracioso, toda una tragicomedia la vida de este hombre.. pero efectivamente ninguno sabe cuando le llegará su hora.
ResponderEliminarBesos!
¡¡Jajaja.... jajaja.... Es todo un placer ser el "primero" en REIRME con tus relatos!!
ResponderEliminarSiempre asombrándonos con los desenlaces de los mismos, ¡¡Que buena imaginación tienes, Pedro!!
Gracias por divertirnos con tus ocurrencias, jajaja....
Yo estuve Ayer en Sana Eulalia, y ahora mismo me voy otra vez para allá con nuestra patrona. A ver si nos vemos.
Un abrazo
uvejota
Perikyllo...
ResponderEliminarPues ya no se si reirme o llorar. Que buena suerte tuvo este hombre que la vida le volvió a dar (parece ser) una nueva oportunidad. Pero trás esos gritos de júbilo gracias a que el destino quiso (penso él) que no sería su día ¡zac¡ topetazo que te crió. Y es que su última frase antes de su último estertor es como poco grandiosa... Magnífico relato, nunca defraudas amigo.
Un fuerte abrazo¡¡
Muy buena, pero como dijeron por ahí arriba, muy ácida. Me gustó mucho.
ResponderEliminarSaludos y buen fin de semana,
Hola, Nacho.
ResponderEliminarPoco se puede añadir, ¿verdad?
Saludos.
Fabia...
ResponderEliminarSiento haberte hecho sudar. La verdad es que la situación no era para menos.
Besinos, amiga.
Hola, Nikkita.
ResponderEliminarTienes razón. A Veces, cuanto más nos empeñamos en que ocurra algo, es cuando menos vemos cumplido nuestro deseo. En cambio, dejando la vida pasar, con un poco de paciencia, podemos ver satisfechos nuestros objetivos.
Gracias por tus palabras, siempre tan reflexivas.
Muchos besos.
Hola, Katy.
ResponderEliminarCiertamente, la vida puede ser muy cruel.
Gracias por tus palabras.
Besos.
Ay,Madame, no se sienta usted mal por haberse reído. Al fin y al cabo, esta historia, aunque triste, tiene bastante gracia. Seguro que si Fernando intenta pegarse un tiro, le habría salido por la culata. Ji,ji.
ResponderEliminarBuenas noches.
Hola, Ceferina.
ResponderEliminarSí que tenía mala suerte, el pobre.
Seguro que si se sienta en un pajar, se clava la aguja.
Gracias por tus palabras.
Un beso.
¡¡Hola, Gabriela!!
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado. Veo que ya "te olías la tostada", je,je.
Eso de escritor me viene demasiado grande.
Besos, amiga.
Hola, Flores.
ResponderEliminarSí, esos fueron los mismos pensamientos que tuve yo cuando leí lo que había escrito: "hay que joderse". Por eso me ví obligado a reflejar la frase al final.
Un abrazo.
Hola, Nuncajamás.
ResponderEliminarPues sí, el final es, en cierto modo, esperado. Pero el pobre Fernando se resignó, finalmente, a aceptar su sino. Un sino que ya no buscaba, pero que había sido provocado por él mismo.
Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.
Hola, Akanesita.
ResponderEliminarCon lo poquito que le quedaba, y tomándose tanto trabajo. Si es que, el ser humano, es una criatura impaciente.
Besos, amiga.
Saludos, Negrevernis.
ResponderEliminarPues sí, me ha salido bastante ácida, la cosa. Tal vez no me sentó bien la cena, je, je.
¿Has visto?, me has dado envidia y yo también me he escapado un "finde".
Nos leemos.
¡Hola, Lourdes!
ResponderEliminarTienes razón. Nosotros no controlamos nada. ¿Qué vamos a controlar? Lo que tenemos que hacer es apechugar con lo que venga y no jugar a manejar la vida, sino vivirla.
Espero verte el sábado, si el tiempo -y las guardias- no lo impiden.
Un beso, guapa.
Hola, Gracielawer.
ResponderEliminarAy, si supiésemos cuando llegará nuestra hora, cuántas cosas evitaríamos.
Un beso, amiga.
Hola, Uvejota.
ResponderEliminarUn placer, haberte hecho reir.
Una vez más, hemos desperdiciado una oportunidad de vernos. Otra vez será.
Seguro que no faltan oportunidades.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Hola, Félix.
ResponderEliminarJa,ja. Ahora me estoy imaginando un pequeño Félix en tu hombro derecho, vestido de demonios, diciéndote: "Ríete, ríete"; y otro, en el hombro izquierdo, vestido de ángel, pidiéndote: "No te rías, hombre ¿no te da pena?.
La verdad, es que la última frase es un resúmen de todo el relato y, a veces, puede serlo de toda una vida.
Un abrazo y muchas gracias, amigo.
Hola, Ana Laura.
ResponderEliminarEs ácida, como puede serlo, a veces, la vida. Hay quien tiene mala suerte, hasta para suicidarse.
Muchas gracias.
Saludos.
jajaja, voy a ser sincera , no sé porque a medida que hoy te leia intuía lo que iba a pasar...
ResponderEliminarTodos tenemos marcado nuestro final, al menos a sí lo creo yo, lo bueno es que no sabemos cuando, jeje.
Muaks.
Hola, guapo! Pasé a saludarte y dejarte un beso, ya volveré con más tiempo a leerte.
ResponderEliminarCon aprecio,
Andri Alba
...y tanto...hay que joderse¡ Buenísimo relato, lo he pasado muy bien leyendolo. Felicitaciones...así es la vida¡ Saludos.
ResponderEliminarHola, Alalba.
ResponderEliminarEso es lo bueno, que no sabemos cuándo llegará nuestro momento. Lo único que sabemos, es que, irremediablemente, llegará.
Muaks.
¡Hola, Andri!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita. Siempre tenemos menos tiempo del que quisiéramos.
Recojo tu beso y te envío uno mío.
Saludos, guapa.
Hola, Ramón.
ResponderEliminarMe alegro de que te hayas divertido. Es bueno buscarle el lado cómico a las cosas, aunque sean una tragedia.
Te confieso que yo me divertí escribiéndo esta historia.
Gracias por tu visita y por enseñarnos a manejar el Photoshop en tu blog.
Saludos.
Me has arrancado una sonrisa de los labios, sabes Perikiyo querido?
ResponderEliminarTe aseguro que me ha venido bien en esta noche lluviosa, negra e invernal que azota estas costas del Norte en las que me ha tocado nacer y vivir...
Me gusta tanto venir a verte. Siempre me haces sentir, a veces me emocionas casi hasta las lágrimas, a veces me cala hondo tu ternura, a veces me dibujas una sonrisa, como hoy...
Eres genial, amigo mío.
Millones de besos.
Perikiyo, me gustó mucho tu cuento, disfruté con la lectura y me vino a la mente unos versos de Cátulo Castillo, del tango Desencuentro:
ResponderEliminarPor eso en tu total
fracaso de vivir,
ni el tiro del final
te va a salir.
Me quedo tarareando y te mando un beso.
No es facil conseguir que una historia tan tragica sea tan graciosa... pero lo es!!!
ResponderEliminarElena, mi queridísima Elena.
ResponderEliminarNo sabes cuánto me alegro de haber arrancado una sonrisa de tus labios.
Seguro que esas tierras del norte, se sienten bien por haberte visto nacer. Tienen en tí un sol, en medio de tanta lluvia.
Te debo una visita, ...no, me debo una visita a tu rincón, pues cada vez me doy una vuelta por él, crezco un poquito; me hago mejor.
Esta noche, sin falta, te ayudaré a remar.
Muchísimos besos, amiga.
Hola, Cris.
ResponderEliminarCuánta vida hay derramada en los tangos.
Muchos besos, amiga.
Hola, NinFuNinfa.
ResponderEliminarCelebro haberte hecho gracia. En la vida, hay momentos para todo. Para llorar las desgracias y para reirse de ellas.
Bienvenida a Barataria.
Es muy divertido...pero también tiene un toque trágico, el de la cita en samarra o el proverbio que dice que por mucho que madrugue alguien, mucho antes se habrá levantado su destino.
ResponderEliminarMe ha gustado el juego de contrastes. Un saludo :)
Hola Perikiyo!! Vengo a saludarte y a agradecerte tus palabras de apoyo. Ustedes mis amigos de este mundo virtual me han dado mucha fuerza en estos duros días.
ResponderEliminarGRACIAS AMIGO!!
BESOSSSSSSS
Vim convidar pra ver meu novo vídeo., homenagem ao PERÚ. No Blog: """SENTIMENTOS"""
ResponderEliminarhttp://sentimentosjacque.blogspot.com/
Beijo
Hola, Explorador.
ResponderEliminarPues sí, la vida es tragicómica.
Es cierto que el destino siempre madruga más.
Un abrazo.
¡¡¡Gabi!!!
ResponderEliminarHola, amiga. Soy yo quien te da las gracias por estar siempre ahí.
Me alegra mucho verte por aquí.
Besos.
Hola, Jacque.
ResponderEliminarAunque el enlace no está bien (le falta un guión entre sentimentos y jacque, he podido acceder a tu blog, a través de tu perfil.
Me ha gustado el video. Perú es un gran país.
Bienvenida a Barataria.
Besos.
Obrigada pelo comentário no meu Blog: SENTIMENTOS.
ResponderEliminarBeijo
Hola, Perikiyo:
ResponderEliminarMe ha gustado mucho leerte. Siempre sorprendes con tus relatos y esos finales...
¡Que tengas un buen comienzo de semana!
Besos
Me he reido a gusto, Perikiyo, con la historia del suicida frustrado. Y es verdad: hay que joderse lo que es la vida...
ResponderEliminarXXDDD. UN beso.
Hola, Noemí.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita.
Me ha gustado verte por aquí.
Besos.
Hola, Meg.
ResponderEliminarEs un placer haberte hecho reir.
Sí que hay que joderse, sí...
Besos, amiga.
Hola Perikiyo.
ResponderEliminarA saber que pasa por la cabeza de algunas personas para llegar a ese extremo y no saber encontrar una formula para intentar cambiar todo aquello que en su vida lleva mal.
Todo es posible y todo se supera en la mayoría de los casos y nuestras vidas no están ahí para atentar contra ellas, sino para en todo caso, mejorarla y hacerla más llevadera.
Me ha gustado este relato que como siempre, invita a la reflexión y de unoa manera u otra, nos lleva a pensar en el por qué de la desesperación de algunas personas ante problemas que tal vez tengan solución y a los que no habría que echarles encima tanto dramatismo.
Un abrazo.
Hola, Európides.
ResponderEliminarYo también pienso que la vida está ahí, para intentar mejorarla, para hacerla más llevadera. Hay que afrontar los problemas y tratar de solucionarlos.
Siempre he dicho que suicidarse debe ser fruto de algún tipo de locura o trastorno. Por mucho problemas que uno tenga, siempre hay quien tiene más, y los soporta.
Por tanto, no entiendo el suicidio.
Saludos.
ufff que historia !! cuantas veces la gente no pasará por estas situaciones tan feas, por suerte se dio cuenta que no era su hora!!
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