Fotografía: © Pedro Cruz 2012
A Jorge le bastaron treinta minutos después de las doce campanadas para darse cuenta de su irremediable error.
En pie sobre la baranda de piedra del puente, miraba fijamente las turbulentas aguas del río, que esa noche recorría su cauce con una violencia especial.
A lo lejos se oía a la multitud celebrando el nuevo año; una mezcla de música, voces y petardos.
Jorge había vendido todo cuanto tenía y había gastado el dinero, pero el mundo seguía girando.
Decidido por fin, sacó del bolsillo de su chaqueta el libro de profecías y lo arrojó al río.
De vuelta hacia el centro de la ciudad, se cruzó en su camino una hermosa gitana.
—Feliz año nuevo, guapo. Si me das unas monedas te leo la mano y sabrás qué te depara el futuro— le dijo la mujer mientras le guiñaba un ojo.
—¡Vete a la mierda!— contestó él sin parar de caminar.
Jorge comenzó a reír a carcajadas mientras escuchaba, cada vez más lejos, las maldiciones de la gitana.
ja, ja, ja, debe de ser que cuando sobrevives a una profecia las maldiciones dan igual. Con la de años que lleva acabandose el mundo y el jodío tiene la costumbre de seguir adelante para fastidiarnos...
ResponderEliminarSaludos
Y yo me pregunto, monsieur, si gitanas, profetas y adivinos devuelven el dinero cuando la predicción resulta defectuosa!
ResponderEliminarFeliz año. Espero que los reyes hayan sido buenos con usted.
Bisous
No me extraña la respuesta que le dio a la gitana; lo que sí me extraña es el mucho tiempo que hace que no veía aparecer a Perikiyo por estos pagos.
ResponderEliminarYo por si acaso, cruzaría los dedos mientras la mando a freír viento.
ResponderEliminarFeliz año
Año nuevo vida nueva. Eso dicen. Hay que ser un poco ingenuo para creer en en predicciones. Hay tantas. Creí que se tiraría él:-(
ResponderEliminarLo mejor y casual la gitana, esas te echan una maldición y a lo mejor funciona.
Feliz año Perikiyo, que la felicidad sea compañera a lo largo de este año.
Bss
Flores, es verdad. El mundo no se acaba, a pesar de que, a lo largo de la historia, siempre ha habido gente empeñada en darle fin. Algún día lo conseguirán.
ResponderEliminarSaludos.
Madame, se hace usted una pregunta muy inteligente. Aunque yo creo que no hay videntes que hagan predicciones defectuosas, sino personas defectuosas que les hacen caso.
ResponderEliminarBuen comienzo de semana.
Francisco, cada vez tengo menos tiempo para dedicarle al blog. No obstante, me niego a dejarlo. Apareceré siempre que pueda, aunque sea de forma esporádica.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Óscar, eres precavido, je,je.
ResponderEliminarFeliz año.
Katy, mis mejores deseos para este año que acaba de nacer.
ResponderEliminarBesos.
A veces hay también maldiciones retroactivas("La pata de mono") pero espero que no vayan más allá de lo literario...
ResponderEliminarUn saludo y feliz año ;)
Feliz A~o nuevo amigo! Tiempo sin verlo a usted por estos caminos de dios :)
ResponderEliminarPues, entre tantos fin de mundo, predicciones erroneas, las maldiciones no tienen ninguna importancia ya :) Me pregunto, como hara nuestro amigo para empezar de nuevo?
Abrazo!
Eso espero, Explorador, que las maldiciones (incluída la de la pata de mono) se queden en lo estrictamente literario.
ResponderEliminarFeliz año.
Akanesita, últimamente dispongo de muy poco tiempo, pero, siempre que pueda, daré un paseo por estos mundos virtuales, que tienen mucho de real.
ResponderEliminarEs una buena pregunta: ¿cómo hará nuestro amigo para empezar de nuevo? Los comienzos suelen ser más difíciles que los finales, pero siempre son más esperanzadores.
Un abrazo y feliz año.
Jajaja, al fin escribiste el relato. Es excelente, como siempre, me ha gustado mucho. Cuando termine el año, escribiré algo sobre esto, ¡y espero no haber vendido nada para esa fecha!
ResponderEliminarFeliz 2012!!!
Si yo por eso digo, que el mundo no se acaba, los que nos acabaremos seremos nosotros.
ResponderEliminarSaludos Perikiyo ;)
Ana Laura, lo escribí inspirándome en tu entrada.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Eso pienso yo también, Wereja.
ResponderEliminarBesos.
Después de la congoja era una necesidad mandar a la mierda a alguien, que a gusto se ha quedado....
ResponderEliminarPerikillo, ambos dos estamos un poco distanciados de este mundo, pero ahí estaré de vez en cuando pendiente de lo que acontece en esta isla.
Besos.
Ceferina, si es que el tiempo es oro. Se ha convertido en el verdadero lujo de esta época. Ni dinero, ni nada: el que es verdaderamente rico es quien dispone de tiempo, y a mí me falta para todo. También para dedicárselo al blog.
EliminarDe todas formas, siempre que puedo asomo por aquí.
Muchas gracias por estar pendiente de cuanto sucede en mi ínsula.
Besos.