El Príncipe Pablo

"Hace muy muy poco tiempo, en un reino muy muy cercano, nació un niño que se llamaba Pablo.
Era el día 1 de Septiembre del año 2003. El papá de Pablo estaba muy nervioso mientras esperaba en la habitación del hospital a que le trajeran a su pequeño. Eran las diez y treinta y ocho minutos de la mañana cuando entraron en la habitación dos médicos con un bebé en brazos que lloraba sin parar.
Uno de los médicos era el ginecólogo que había ayudado a nacer a Pablo; el otro era un médico muy raro que tenía puesta una bata de colores.
El ginecólogo entregó el bebé al papá de Pablo, y entonces dejó de llorar.
-Enhorabuena- dijo el ginecólogo mientras entregaba el bebé al papá de Pablo.
-Gracias- respondío el papá muy contento.
-Tenemos que darle una noticia. Su bebé no es un bebé corriente. -dijo el Ginecólogo.
-¿Cómo que no es un bebé corriente?. Lo tengo en mis brazos y es un niño normal, con sus ojos verdes, sus manos regordetas, su pelo rubio y rizado... en fin, como todos los bebés. -dijo el papá de Pablo, que ya se estaba asustando un poco.
-No se asuste, no hay motivo. Mi compañero se lo explicará todo.
En ese momento, el médico de la bata de colores dio un paso al frente y estrechó la mano del papá de Pablo.
-Me llamo Carlos Felipe Juan de Borbón y Austria. Soy médico Principólogo.-Se presentó el colorido médico.
-Princi... qué?. -preguntó nervioso el papá de Pablo.
-Verá: un Principólogo es un médico que determina si un niño es Príncipe o, por el contrario, una persona normal y corriente. El caso de su hijo es claro: se trata de un Príncipe con todas las cualidades de los príncipes más ilustres. -dijo el médico raro.
El papá de Pablo tenía la boca tan abierta, que la barbilla tocaba las baldosas del suelo de la habitación. Estaba estupefacto.
-Pero, ¿qué cualidades tiene un Príncipe?-preguntó el papá de Pablo cuando pudo reponerse un poco.
-Su hijo -continuó hablando el Principólogo- tiene los ojos verdes, si, pero de color verde príncipe, que es un tono especial de verde que sólo lo tienen los príncipes. Igual pasa con su pelo, que es de un rubio príncipe que salta a la vista. Vamos, que es un caso que no admite discusión. Su hijo es un Príncipe. Se lo digo yo, que para eso soy Principólogo. Ha tenido usted mucha suerte. No todos los días se tiene un Príncipe. Muchas felicidades.
-Mu... muchas gracias. -Respondió el todavía aturdido papá.
Pasó el tiempo y Su Alteza Real el Príncipe Pablo fue creciendo poco a poco. Aprendió a caminar, aunque para eso tuvo que soportar algunos chichones. Aprendió a dejar de usar el chupete porque ya era un niño grande. Dejó de utilizar pañales: un Príncipe no los necesita. Aprendió también a hablar, y de qué manera, (hasta por los codos).
Cada día aprende cosas nuevas, pero aún le quedan muchas cosas que aprender, porque un Príncipe tiene que estar muy bien preparado. Por eso sus padres le han llevado a un colegio en el que hay una "seño" que se llama Isabel y tiene una clase llena de principitos y princesitas. Allí Pablo aprende muchas cosas y disfruta mucho.
Pero no todo es aprender.
A Pablo, que ya tiene cinco años, le gusta jugar y divertirse. Cuando juega se imagina llevando puesta una poderosa armadura, montado en un rapidísimo caballo, protegido con un escudo y armado con una espada, para luchar contra fieros dragones y rescatar a hermosas princesas.
También hace deberes a diario -eso para él es una diversión-. Se lo pasa pipa viendo dibujitos animados, nadando en la piscina, jugando a la pelota, cantando canciones, ayudando a su abuelita en la tienda y a su abuelito en el huerto.
Le encantan los cuentos que le leen sus papás. También disfruta mucho dando un paseo con ellos y con su hermanito José María.
Pablo es un Príncipe muy imaginativo, inteligente, locuaz, sensible, noble, trabajador, sonriente, bastante guapete y muy cariñoso, aunque algo tímido.
Su mamá y su papá le quieren mucho, porque Pablo es el Príncipe más Príncipe de todos los príncipes.
Cuando sea mayor será un Rey... pero ese ya es otro cuento.
Aquí concluye la historia que narra los cinco años de vida de Su Alteza Real el Príncipe Pablo.
Colorín colorado, este principesco cuento se ha acabado."



A mi hijo mayor y a todos los que tienen o van a tener un Príncipe o Princesa.


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1 comentario:

  1. Echaba de menos leerte y he decidido empezar por el principio. Cuál ha sido mi sorpresa cuando me he encontrado con este cuento principesco, y me ha llegado todo el cariño y la admiración con la que ha sido escrito. Solo con ver la foto, no hace falta oír al principólogo, se ve que es un Príncipe con mayúsculas.
    Muchas gracias por tus "paseos de puntillas", los he visto :). Me voy con una enorme sonrisa después de leerte.
    Muchos besos

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