Cuando se quedó sola en su habitación, se sentó ante el espejo del tocador, mirándose la mejilla enrojecida y el labio partido, del que asomaba una pequeña gota de sangre.
Sin parpadear, veía en el espejo la imagen de una mujer asqueada, de gesto agrio, mandíbula apretada y mirada seca, que lamentaba haberse enamorado de la persona equivocada.
Recordó tiempos mejores, en los que era colmada de atenciones, regalos, caricias, besos, sonrisas y la promesa de una vida mejor.
Revivió momentos en los que fue tratada como una reina, con la espectativa de vivir feliz para siempre.
En ese instante, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
Golpeó con fuerza la mesa del tocador y maldijo la hora en la que perdió, en mitad de una escalera, aquel dichoso zapatito de cristal.
Dedicado a todas las reinas y princesas, que se ven convertidas en cenicientas.
Y que son demasiadas para que nuestra sociedad lo pueda asumir.
ResponderEliminarUn hermoso gesto el suyo, monsieur.
Feliz tarde
Bisous
Que lamentablemente son muchas, supongo. El amor es ciego...y el destino, sarcástico y cruel, muchas veces. Trágico relato.
ResponderEliminarUn saludo :)
Ahhh, que susto....Desde luego eres único!!
ResponderEliminarTus relatos como los huevos Kinder esperamos la sorpresa:)
Que pases un buen fin de semana.
Un beso
Me temo que hay muchas cenicientas, destronadas del trono del amor. Me incluyo.
ResponderEliminarUn besazo.
No sé si es cosa tuya o no, pero en caso afirmativo, te agradezco enormemente que dieses el nombre del blog de Nuncajamás para el blog de Ciudadonlinetv.
ResponderEliminarGracias.
P.D.: si quieres puedes borrar este mensaje, por supuesto.
Que hermoso! Y que lastima que esta historia se repita cada vez mas en nuestro mundo :(.
ResponderEliminarMe encantó como la relataste.
y, me alegra poder ser la primera en comentarlo :)
Saludos!
Uf¡¡¡
ResponderEliminarPrincesas venidas a menos, cuanto cuesta que tu princesa siga siendo tu princesa.
Sorprendente como siempre.
Saludos
Sí, Madame, son demasiadas.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Que tenga usted el mejor de los domingos.
Tienes razón, Explorador.
ResponderEliminarQuien se ciega por amor, no es capaz de adivinar el destino que le espera, si da con la persona equivocada.
Saludos.
Laura M., muchísimas gracias por tus palabras.
ResponderEliminarTe deseo, igualmente, un buen fin de semana.
Sechat, siento muchísimo que seas una cenicienta destronada. Espero que vuelvas a convertirte en la princesa que nunca debiste dejar de ser.
ResponderEliminarUn besazo.
P.S.: En Ciudadonline TV no me preguntaron por ningún blog, pero ahora que lo mencionas, me alegro muchísimo de que lo hayan tenido en cuenta. Es un buen blog, así que lo merece.
Otro besazo.
Akanesita, muchas gracias.
ResponderEliminarEs una tragedia que esta historia se repita una y otra vez.
Seas o no la primera en comentar, siempre es agradable tenerte por aquí ;)
Saludos.
Flores, en realidad, no cuesta tanto.
ResponderEliminarBasta un gesto amable cada día, una sonrisa, un gesto cómplice, un beso... no hace falta mucho más.
Lo que pasa es que, por alguna extraña razón, los gestos más sencillos son los que más trabajo nos cuesta mostrar.
Saludos.
Demasiadas cenicientas, sí... Aunque sean las que sean, siempre serán demasiadas.
ResponderEliminar¡Qué complicado saber si es la persona adecuada cuando uno se enamora...!
Gracias por tus relatos.
Un besito, guapo.
Lourdes.
Hola Perikiyo, cuantas mujeres ánónimas llamadas a ser princesas de un solo amor, se ven ahora en ese estado y en silencio sin tan siquiera atreverse a compartir su dolor.
ResponderEliminarUn bello homenaje a la mujer, llamada a compartir el amor en igualdad y nunca minosvalorada
Ojalá todas la mujeres puedan encontrar su zapatito de cristal sin lágrimas.
Un beso
Hola, Perikiyo, son muchas las princesas que perdieron su zapato: el tiempo es implacable con las relaciones. Pero igualmente son muchos "los príncipes" que perdieron la bota. Me gutó tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Lourdes...
ResponderEliminarEs verdad. Sean las que sean, son demasiadas, aunque sólo fuese una.
Un besazo, guapa entre las guapas. ;)
Hola, Katy.
ResponderEliminarMe uno a ese deso tuyo. Ojalá.
Besos y feliz comienzo de semana.
Sí, Antorelo. Son muchos los príncipes que perdieron la bota, pero muy pocos los que pueden mirarse las heridas de la cara en un espejo. En cambio, muchas de ellas...
ResponderEliminarSaludos.
Ojalá se quedara en un cuento imposible... Bella historia de Cenicienta, trágica en su realidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Auch! triste pero real relato. Para muchas el cuento de hadas no termina con un "felices para siempre".
ResponderEliminarPor cierto muchas felicidades por la mención televisiva!! Lo mereces por ser tan genial.
Besos amigo :)
No sé que es peor: Si convertirse en "Cenicienta" después de haber sido "Princesa", o nacer, vivir y morir como "cenicienta". Que también las hay.
ResponderEliminar¡¡Ah y no hagamos distinción de género!! También hay protagonistas masculinos del sufrimiento.
Un abrazo
v.j.
Mi querido amigo... adoro venir a tu casa, leerte, saborear tus palabras lo mismo que se saborea ese bombón de chocolate y naranja que tanto me gusta.
ResponderEliminarHoy estoy de guardia en Violencia y no es el mejor día para leer esto, hoy, como tantas otras veces- a veces no se si esta profesión es lo mío- he vivido de cerca el drama de esas princesas que no deberían haber asistido nunca al baile. Y no se, tengo un nudo en la garganta que me impide seguir escribiendo nada más.
Solo darte las gracias por este pequeño y bello homenaje y dejarte un beso tan grande como el sol.
Un tema que has sabido llevar con ternura a pesar de ser tan doloroso.
ResponderEliminarTe dejo mi aplauso.
mariarosa
Negrevernis, me uno a tu deseo.
ResponderEliminarNo eniendo por qué cada vez hay más casos de maltrato por año.
Parece que quisieran batir un récord.
Es triste, muy triste.
Un abrazo.
Gracielawer, el felices para siempre es un tópico que, como bien afirmas, no siempre se cumples.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras.
Un beso, amiga mía.
Uvejota, nos dejas una buena reflexión. Yo tampoco sé qué es peor.
ResponderEliminarPero hay una cosa en la que discrepo.
Es cierto que no se debe hacer distinción de género, en ningún ámbito. Lo malo del asunto que nos ocupa, es que, por regla general, el maltrato físico se da del género masculino hacia el femenino. Claro que hay excepciones, pero son eso: excepciones.
Gracias por tus siempre reflexivos comentarios.
Un abrazo.
Elena, ...ay, mi querida Elena.
ResponderEliminarDices que a veces piensas que esa profesión no es lo tuyo.
Pero si eres la mejor abogada del mundo mundial, ;) ¿o es que ya no te acuerdas?
Creo que hacen falta muchas más personas como tú en tu profesión.
De hecho, creo que hacen falta muchas más personas como tú en todos los ámbitos.
Un beso tan grande como el sol, también para tí.
Mariarosa...
ResponderEliminarRecojo tu aplauso con gran gratitud.
Bienvenida a Barataria.