Guadalupe, mi abuela materna, murió de Alzheimer. Tuvo una vida larga, con tiempo para sufrir, odiar, luchar, amar, gozar, trabajar y descansar. Vivió una república, una guerra, una posguerra, una dictadura, una transición y una democracia.
Pero sus últimos días, sus últimos meses, vivió sin vivir. Su enfermedad borró todos sus recuerdos. No sabía quién era ella, quiénes eran los que la rodeaban, quíen era su marido, quiénes eran sus hijos y sus nietos. No tenía vida que recordar. Ni bueno, ni malo.
Si le daban de comer, comía. Si no, no.
El cerebro le fue degenerando hasta que sólo podía dar a su cuerpo la orden de respirar. Un día, también olvidó eso y falleció.
Según he leído hoy en un diario, dos grupos de científicos, uno en Francia y otro en Reino Unido, acaban de identificar tres nuevos genes, cuya actividad está directamente relacionada con el Alzheimer. Se trata del mayor avance en la lucha contra esa enfermedad en los últimos quince años. El hallazgo podría desembocar en una reducción del 20% de los casos de este fatídico mal. Señores científicos: sigan trabajando, por favor.
Me da miedo el Alzheimer. Cuando una persona llega a ser anciana, no da importancia al dinero, ni a las posesiones, ni al lujo, ni a la moda. Sólo importan los recuerdos. La experiencia vital. La historia de lo vivido. Los seres queridos que le cuidan. Los hijos y nietos que dejan constancia de su paso por el mundo. Uno es lo que ha vivido. Si se pierde eso, no se es nadie. No se es nada.
Cuando la parca me haga su inevitable visita, espero que dentro de muchísimo tiempo, quiero poder mirar hacia atrás. Saber qué está pasando. Saber quién he sido, quién está conmigo, quién me recordará.
Así moriré sabiendo que he vivido.
Foto: El País.
Tras la sugerencia de mi buen amigo Onminayas, dejo aquí un estremecedor cortometraje que deja patente la crueldad de esta maldita enfermedad. Verlo hiela la sangre.
Profunda irreflexión haces sobre esta enfermedad que deja sin recuerdos y autonomía a las personas.Espero que sigan investigando sobre el tema.
ResponderEliminarUn buen tema.
Saludos.
Madreselva.
Este es un tema que nos toca a muchas personas de cerca; y a mí, personalmente, en lo laboral y en lo personal. Una enfermedad, ciertamente, muy difícil de aceptar, de interiorizar, de asimilar: que alguien cercano a ti se sienta ajeno a toda la realidad que le rodea; se sienta como un extraño alrededor de toda la familia a la que durante años ha amado. Se dice pronto...
ResponderEliminarTe dejo el enlace de un corto (no sé si lo has visto ya) que otro compañero bloguero posteó hará cosa de un mes. Cuando lo veas me dirás si no es impresionante. Seguro que, como a mí, no va a dejarte indiferente.
Un abrazo, Perikiyo.
http://www.youtube.com/watch?v=kckeoENihKM
Madreselva, yo también espero que sigan investigando. Es una cruel enfermedad. Curiosamente, no provoca dolor ni sufrimiento, pues todo lo que ocurre se olvida en cuanto sucede, pero es, para mí, la más cruel.
ResponderEliminarSaludos.
Onminayas: gracias por la sugerencia. Como bien afirmas, el video es impresionante. No me ha dejado indiferente. Tanto es así, que lo voy a añadir en la entrada.
ResponderEliminarGracias, amigo.
Es lo más cruel que le puede pasar a una persona. Y aunque no me ha tocado de cerca no quiero ni imaginar lo que pueden sufrir los de alrededor.
ResponderEliminarAnimo.
Saludos,
Laura.
Muchas gracias por tu visita, Laura. Sigue mostrándonos en tu blog las excelencias de ese Madrid que los foráneos no conocemos.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Perikiyo, por el detalle. Algún día de estos postearé también un relato que tengo sobre el tema.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a tí por la sugerencia, Onminayas. Espero tu relato.
ResponderEliminarSaludos.
Ojala descubran un remedio a esta cruel enfermedad.
ResponderEliminarSaludos.
Saludos también para tí, Sagitaire17, mago de las fotografías.
ResponderEliminarEs curioso, Pedro. Mi abuela materna también se llamaba Guadalupe y, así como la tuya, también murió a la edad de 72 años debido a esta enfermedad de la que hablas. Yo conviví con ella en los últimos años de su vida y me "ennostalgié" con su crueldad. También estuve los últimos días a su lado, junto a su cama, viendo como dejaba de beber y dejó de hablar justo en el momento en el que me dijo que su hijo, mi tio ya difunto, estaba en la habitación con nosotros. Pero no estoy de acuerdo en una cosa de las que dices: la persona que muere de Alhzeimer, justo en el momento de morir recobran la conciencia de quienes son y quienes son y han sido los que están a su alrededor, si esto no fuera así te aseguro que mi abuela justo antes de morir no habría llorado, y te puedo decir que en sus ojos vislumbré el oceáno infinito de la muerte.
ResponderEliminarUn abrazo, Perikiyo. Un abrazo.
Medina, la verdad es que mi abuela no recobró ninguna conciencia en el momento de su muerte. Se fue apagando poco a poco. Dejó de comer, cerró los ojos, dejó de beber, y a los dos días, dejó de respirar. Por eso es por lo que digo que murió sin ser consciente de nada. Ni siquiera de haber vivido. Estábamos a su lado y descubrimos que murió porque dejamos de oir el suave murmullo de su respiracion. Fue una muerte dulce para ella, pero muy amarga para los demás, que pudimos despedirnos de ella, pero ella de nosotros, no.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Medina.
Hola.
ResponderEliminarToda noticia sobre el avance en el estudio de esta enfermedad es bienvenido.
Mi suegro también la padece, aunque aún está muy al principio, y, por supuesto, deseamos todos que se mantenga en este nivel, sin avanzar, mucho tiempo.
Totalmente de acuerdo con lo que dices de vivir con los recuerdos en la vejez. Somos como cangrejos, avanzando, pero necesitando mirar hacia atrás para no olvidar cómo hemos llegado a ser como somos.
Un saludo.
Tienes razón en que somos como los cangrejos. En la vida, si no miras hacia atrás, no podras caminar hacia adelante, pues no sabrás qué pasos has dado antes. Mis mejores deseos para tu suegro.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Saludos.
enfermedad maldita te va consumiendo poco a poco hasta que eres menos que un vegetal ademas de lo penoso que resulta a tu familia no conocer a quien le dices nada
ResponderEliminarojala y sea un avance los descubrimientos de esos cientificos ojala
Hawai05, tú lo has dicho. Ojalá.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Es una enfermedad injusta como casi todas y manipuladora. Soy trabajadora social y trabajo con ancianos. Es impresionante la cantidad de ancianos que sufren demencia porque no solo es el Alzheimer. Es complicado ver como sufren los familiares con estas enfermedades.
ResponderEliminarDeseo que sigamos avanzando en la investigacion y su pronta curación.
Beatriz, el resto de las enfermedades destrozan el cuerpo. Ésta anula a la persona. Es muy duro.
ResponderEliminarMuy meritorio tu trabajo. Dedicar una carrera y una vida a ayudar a los demás merece un gran respeto. Me siento muy honrado con tu visita y tu comentario.
Muchísimas gracias, Beatriz.
Gracias por tu comentario. Me ha impresionado tanto el vídeo, que mientras escribías tu comentario, lo he subido al mío
ResponderEliminarMuchas gracias, macgo. Ya he visto que lo has subido a tu magnífico blog.
ResponderEliminarSaludos.
El honor es mio, no es nada fácil encontrar a personas que dedican su tiempo libre para escribir de realidades. Mi profesión para mi es una forma de vida dedicada a los demas. Somos invisibles y casi nadie sabe que hacemos. Pero da igual nosotros sabemos cuales son nuestras funciones y tenemos recompensas de las personas que atendemos.
ResponderEliminarYo tengo un blog pero no hablo de todo esto necesito evadirme un poco con mi gran pasión el baloncesto. Sigue así
Un saludo.
Gracias, Beatriz. Muchas gracias.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Perikiyo.
ResponderEliminarPreciosa entrada. Gracias por pasarte por mi rincón, te devuelvo la visita y por aquí andaré si me lo permites.
Saludos y un beso,
Elena
A menudo me imagino en el futuro y temo por encima de todas las cosas que el Alzheimer me acoja entre sus sombras y me prive del recuerdo de mis seres queridos.
ResponderEliminarEspero de veras que esos adelantos de los que hablas en tu entrada lleguen pronto y releguen para siempre esa maldita enfermedad a un rincón olvidado del que no salga jamás.
Hermoso corto: me ha emocionado. ¡Cuántas veces nos volvemos irascibles y huraños con los más desvalidos y olvidamos la paciencia y ternura con que nos trataban ellos en la infancia! Gracias por esta entrada.
Elena: Gracias a tí por tu visita y tu comentario. Tu rincón es maravilloso. Nos leemos.
ResponderEliminar*Sechat*, muchas gracias por tus palabras y tu tiempo. Veo que compartimos miedos. Te agradezco la visita. Un saludo.
ResponderEliminarhe quedado sin palabras.
ResponderEliminarTan maravillosa verdad y no siempre es comprendida.
Los padres siempre tienen paciencia con los hijos pequeños, pero los hijos no la tienen con sus padres ancianos.
Un beso.
Alejandro
Hola Alejandro. Quizás los hijos nunca pensemos que vamos a ser ancianos. Que siempre estaremos en esta plenitud de facultades que nos da la juventud. Facultades físicas, que endurecen el alma y no dejan paso a la ternura y la comprensión. Por cierto, mi padre es del 44, no sé si un año tan fulero como el 45. Yo soy del 75. Vine con una democracia debajo del brazo.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Me ha impresionado el vídeo...mi suegra tiene alzheimer, está en la segunda fase ya avanzada. Si me pregunta mil veces que hora es ,mil veces se lo digo como si fuera la primera. Me dá mucha pena cuando la veo cambiar las cosas de sitio una y otra vez.
ResponderEliminarHola cuchu.
ResponderEliminarEs desolador ver a una persona perder su memoria, su identidad, su esencia. Realmente duro. Mis mejores deseos para tu suegra.
Un abrazo.
Realmente es algo para reflexionar. Guanta razón tienes sobre todo lo que dices... eso mismo he pensado yo muchas veces.
ResponderEliminarEstoy deseando ver el corto en cuanto llegue a casa, ya que en el trabajo no tengo audio.
Un saludo
Gracias, Nacho.
ResponderEliminarMe alegro de que pensemos igual.
El corto es estremecedor.
Un abrazo.
hace tiempo vi este video pero no lo habia asociado al alzheimer, lo entendi mas bien como una metáfora...
ResponderEliminarSi que es impactante...
El video me recordó a una pareja de ancianos que conozco, el olvida y confunde recuerdos y ella intenta convencerle de que no fue asi, le insiste para que recuerde, y yo no se que decirles. El a veces baja al buzon y se pierde porque no sabe a qué piso volver, me contó ella. Y olvida dónde puso las cosas, y ella le riñe con cariño para que se esfuerce en fijarse donde las pone. Por lo menos aun reconoce a la gente y recuerda cosas de algunas historias de su pasado. Él se queda confundido al oir que se olvido de cosas que se supone que sabía, como si por momentos se preguntase "¿qué me pasa?" y ella lo pasa fatal porque su principal testigo no pueda testificar con ella sobre toda una vida en comun. Vi una pelicula preciosa sobre este tema, "El diario de Noa" creo recordar, seguro que la conoceis. Es triste pero muy bonita.