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-Dame cuatro motivos para continuar. Podríamos fingir un error.
Mientras Fernando pronunció esas palabras, él y Alberto se lavaban las manos.
Alberto no respondió. Se limitó a alzar momentáneamente la vista y mirar su gesto grave reflejado en el espejo.
Intentaba buscar un sólo motivo, no cuatro, que justificase lo que iban a hacer. Más allá de la teoría, los tópicos y las frases hechas, no halló ninguno.
Iban a cumplir con su trabajo, pero el deber cumplido no siempre implica satisfacción.
Una vez que ambos se secaron las manos, se acercaron uno al otro y se abrazaron fuertemente con los ojos encharcados, sin pronunciar palabra alguna. Después cruzaron la puerta que les separaba de su gran problema.
Al día siguiente, un ejecutivo encorbatado leía en la portada de su periódico habitual:
"Los cirujanos Fernando Ruiz y Alberto García operan con exito a "El Carnicero", asesino que mató y descuartizó a cinco niñas en 1994"
Yo no podria, bajo ningún concepto.
ResponderEliminarAgur un saludo.
PD. Tienes un magnífico blog.
Hola Montxu.
ResponderEliminarLa verdad es que, poniendo los datos en una balanza, pesa más tu argumento que cualquier otro.
Gracias por tus palabras.
Agur.
Dificil decisión ante tan grave duda, especialmente si tu trabajo nace de una verdadera vocación, en este caso, la de salvar vidas, sin pensar qué utilidad se le va a dar a esa vida que has salvado.
ResponderEliminarImagino que al final yo operaria.
Estupenda reflexión para hoy Perikiyo.
Muchos besos.
Buen planteamiento de una duda importante. Personalmente, yo operaría, estamos en un estado de derecho y la justicia la ejercen los jueces, no los médicos.
ResponderEliminarUffff que trabajo mas manchado de maldad, de angustia querido Periquiyo...muy buena entrada en la que se ve que es muy dificil a veces tomar decisiones en esta vida cruel...te mando un gran abrazo cielo...
ResponderEliminarNo podría, creo que no podría hacerlo . De todas maneras es fácil tomar una posición en este caso cuando no se es médico y no se ha realizado el juramento hipocrático.
ResponderEliminarUn saludo cariñoso, buena semana, Perikiyo
Puuff Perikiyo, me dejas con el corazón acongojado, creo que me alegro de no ser médico, me parece terrible la lucha que debe suponer luchar con la conciencia en un caso asi, por un lado deben cumplir con su trabajo, pero tambien son humanos.
ResponderEliminarMuy duro enfrentarse a una situación asi.
Genial tu entrada.
Besinos.
Hola Nikkita.
ResponderEliminarEs un dilema que, supongo, se le habrá presentado a más de un médico en alguna ocasión. Da qué pensar.
Muchas gracias y muchos besos.
Hola Carmelo.
ResponderEliminarPiensas igual que los médicos de mi relato, aunque tú no has dudado.
Gracias por tu comentario. Bienvenido a Barataria.
Saludos.
Hola Arwen.
ResponderEliminarDesde luego, hay veces en que la vida coloca a las personas en un cruce de caminos muy peligroso. Sobre todo en ciertas profesiones.
Muchos besos.
Hola Cris.
ResponderEliminarEfectivamente, has dado en la clave.
Es más fácil hablar de las cosas cuando se ven desde fuera.
Buena semana para tí también, amiga.
Excelente, menudo dilema, como siempre haciendonos pensar y reflexionar. Habría que estar en esas situaciones para saber ciertamente lo que hariamos.
ResponderEliminarNo les reprocharía haber actuado de otra forma, pero han sido fieles a lo que son y al juramento que han hecho.
Yo no creo que esa vida merezca la pena, es un opinión muy particular.
Un saludo!
Hola Fabia.
ResponderEliminarLa de médico es la profesión que más respeto, pero yo, igual que tú, también me alegro de no ser médico. Una situación como la que describo en el relato podría volverme loco.
Muchos besos.
Hola Gil de Luna.
ResponderEliminarTu opinión es muy respetable, incluso muy humana.
Besos.
Que horror. Me imagino el dilema de un cirujano ante un caso asi. Su deber es salvar vidas, cualquier vida, incluso la de aquellos que uno sabe que estarian mejor muertos. Pero tomaron la decision correcta y digna, porque la contraria los hubiera igualado un poco a él.
ResponderEliminarFeliz lunes festivo, monsieur
Bisous
Madame, veo que para vos la vida está por encima de cualquier tipo de prejuicio.
ResponderEliminarEso os honra.
Beso vuestra mano.
Buen planteamiento existencial. Lo moral y el deber frente a frente. En pocas líneas condensa toda la magnificencia del problema. Bienvenido al cuentacuentos.
ResponderEliminarBesos angelicales.
el juramento hipocrático va mas allá de juicios y prejuicios- un medico jura salvar vidas...no que vidas- un abrazo querido perikiyo
ResponderEliminarHola, Angelical.
ResponderEliminarDifícil batalla, la del deber y la moral.
Bienvenida a Barataria. Gracias por el recibimiento en el cuentacuentos.
Besos.
Hola, Abuela Frescotona.
ResponderEliminarComo bien dices, un médico jura salvar vidas, sin distinción entre unas u otras.
Pero, ¿quién está libre de sentir debilidad alguna vez? Al fin y al cabo, en la carrera de Medicina no hay una asignatura que dome el alma.
Muchos besos, amiga.
¡Hola, Pedro!
ResponderEliminarSer médico me parece una profesión muy dura, que entraña muchísima responsabilidad y hay que valer y tener muchísima vocación. Yo, no podría serlo, pero admiro a los que son...
Respecto a tu relato, es absolutamente estremecedor... Me alegro de no ser médico... para no tener que debatir entre lo que quiero y lo que debo hacer...
Besos
Excelente tu relato, muy real esa duda, acertada la respuesta de los médicos.
ResponderEliminarYo, se ser medico, coincido con la mayoría: “Salvar vidas” (¡aunque la vida sea de alguien que no merece vivir!), pero creo que solo Dios tiene el derecho a decidir.
En este caso en particular, yo hubiera operado SIN ANESTESIA.
Cordiales saludos
v.j.
Hola Perikiyo!! Me encantó el relato, un final duro que lleva a reflexionar. Me encanta como escribes, es un relato bien armado y con un buen argumento. No pude pasar antes porque estuve tratando de arreglar el feed y NO LO LOGRÉ!!!!
ResponderEliminarSOCORRO!!!!
Besosssss
Uff que fuerte. Pero creo que debían de hacerlo, No eran quien para tomarse la justicia por su mano. Estudiaron medicina para salvar vidas. Paradojas del destino. Me ha encantado. Me despistaste pues pensé en un asesinato como Dios manda :-)
ResponderEliminarY al final un final feliz, valga la redudancia.
Feliz semana y un beso
¡Hola, Noemí!
ResponderEliminarEs una responsabilidad tan grande, que ya somos más de uno los que nos alegramos de no ser médicos, para no tener que vernos en una encrucijada como la del relato.
Gracias por venir. Besos.
Uvejota, efectivamente, la vida va más allá de las personas. Hay personas buenas y malas, merecedoras o no de vivir, pero la vida es la vida por encima de todo.
ResponderEliminarLo de la anestesia me ha hecho soltar una carcajada.
Gracias por la visita.
Saludos.
¡¡¡Hola Gabi!!!
ResponderEliminarAgradezco tus palabras.
Dichoso Feed. Hace tiempo que intentas arreglarlo, pero no hay manera.
A mí ya no me afecta, pues paso por tu blog a diario, pero es un fastidio que no puedas solucionarlo. ¿Has consultado a Oloblogger? Tal vez ahí te den una solución.
Besos.
Hola Katy.
ResponderEliminarDebía de hacerlo, lo que pasa es que uno de ellos dudó. Al final hicieron lo que dictaba su condición de médicos, contradiciendo a lo que les intentaba dictar su condición de seres humanos dolidos.
Besos, Katy.
Terrible situación, pero dejarlo morir es ponerse a su altura de asesinos. Muy buen texto.
ResponderEliminarALEJANDRO
Hola Alejandro.
ResponderEliminarEfectivamente, un médico no debe ponerse a la altura de un asesino. Nadie debe hacerlo.
Gracias por venir.
Un abrazo.
Hola Perikiyo,
ResponderEliminarVaya decisión.
Vaya duda.
Es como pensar en ser abogado y dedicarte a defender a los que están fuera de la ley...
Yo no sé si podría.
Tampoco pude ser médico, aunque mi padre lo era.
Por eso, soy contadora, jaja.
Saludos
Elisa
Genial relato, Perikiyo.
ResponderEliminarY tienes razón: el deber cumplido no implica satisfacción. Te lo puedo asegurar.
Un abrazo.
Hola Elisa.
ResponderEliminarYo tampoco sé si podría, aunque reconozco que lo correcto es hacer lo que han hecho los protagonistas del relato.
Pero qué duro es a veces hacer lo correcto.
Gracias por venir, Elisa.
Besos.
Hola Omnimayas.
ResponderEliminarPor tus palabras deduzco que, en tu vida, te ves obligado a cumplir un deber que no siempre te satisface.
Por un lado siento que te tengas que ver en esa tesitura. Por otro, he de decirte que admiro a las personas que sois capaces de tener un autocontrol, que os lleve a actuar así.
Un abrazo.
Cuestión de valores, no hay vuelta a la hoja, ahora que hay prioridades.
ResponderEliminarPienso que el valor del derecho a la vida es superior a cualquier otro incluso al de la justicia.
Vivir aunque sea para pagar una deuda con la sociedad.
La muerte siempre es solo una puerta de salida.
Interesante nota.
Gracias.
HUUU me diste en el hígado jajaj quiero ser cirujana, yo pienso que salvar una vida es importante no nos corresponde juzgar para eso están las leyes que a veces no son justas pero eso no es problema del cirujano,de todas a veces dan ganas de hacer justicia por mano propia pero entonces nos convertiríamos en lo mismo que juzgamos.
ResponderEliminarSaludos
Noe
Hola, Jubilada en Acción.
ResponderEliminarMe ha gustado tu frase "la muerte es sólo una puerta de salida".
Veo que, en los comentarios, la defensa de la vida gana "por goleada".
Gracias por tu visita.
Un abrazo.
Hola Noelia.
ResponderEliminarSi quieres ser cirujana, quiero que sepas que cuentas con toda mi admiración.
Ya he comentado antes que la medicina es la profesión que más respeto.
Para dedicarse a ella hay que tener verdadera vocación, mucho sentido de la responsabilidad y ser muy valiente.
Enhorabuena.
Gracias por asomarte por aquí.
Besos.
Magnifico Pedro.
ResponderEliminarEl sentimiento contradictorio que muchas veces hace enfrentarse al corazón y a la razón.
Pero un médico, como cualquiera de nosotros, debería de luchar siempre por llevar a cabo su cometido, en su caso, salvar la vida del paciente.
Un fuerte abrazo desde los jaenes
Coincido con los comentarios de Carmelo y La Dame Masquée, pero si yo estuviera en su lugar, minimo le dejo mal hecha la sutura!! >_<
ResponderEliminarHola Perikiyo.
ResponderEliminarNo soy médico pero por mi trabajo también me veo muchas veces obligada a elegir entre la razón y el corazón.
Es difícil posicionarse, decidir, tragarse los prejuicios y cumplir con nuestra obligación, con nuestra vocación más bien...
Estupenda entrada, como siempre.
Un beso enorme, qué digo enorme, infinito.
Los cirujanos de tu relato actùan correctamente, al asistir quirùrgicamente a este ser tan horrendo.Su profesiòn es salvar vidas
ResponderEliminarse deben al"Còdigo de Ètica Mèdica".
A veces la vida nos pone a "prueba".Situaciòn muy dificil la de estos dos cirujanos,no me gustarìa estar en sus calzas de quiròfano.
Este tema da para un largo debate.
Me ha gustado esta entrada.
Abrazos.
Difícil, ¿pero quien eres tú para privar de la vida a alguien?
ResponderEliminarSaludos.
Bienvenido al cuentacuentos. Qué buen comienzo! Me ha gustado mucho. Qué difícil decisión aunque se merecería que hubiesen fingido un error.
ResponderEliminar¡Bienvenido a tierra de Cuentacuentos! Estoy plenamente de acuerdo contigo: supongo que yo cumpliría con mi deber, pero mi conciencia me martirizaría de por vida. Un abrazo.
ResponderEliminarUf, difícil dilema, la verdad... es una putada, pero claro, qué haces, matas a todos los que han matado?? y te pones a su nivel??... o... no sé...
ResponderEliminarUn estreno por todo lo alto en el CuentaCuentos, enhorabuena!!
Vaya... Sí que has entrado en El Cuenta Cuentos por la puerta grande! Ese un claro dilema al que yo misma no sabría qué hacer. Antepones tu profesionalidad o no??? Cuando en tus manos está la vida de las demás, supongo que lo tienes que ver de esa manera... como una vida, independientemente de la persona que sea...
ResponderEliminarYa tienes una fiel seguidora. Has sido un gran descubrimiento!
Hola Perikiyo ¡Bienvenido a Cuentacuentos!
ResponderEliminarDebutas con una historia de enorme impacto social, y muy bien conducida consiguiendo que el principal motivo de ella no aparezca hasta el último momento.
El mundo médico, el judicial también, bomberos mismos, cuantas veces han de contener sentimientos y salvar alimañas.
Enhorabuena!
Pedro Ángel, eso es lo que debe hacer un médico. Seguro que, de vez en cuando, les puede asaltar la duda, pero tienen que superarla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Gracielawer.
ResponderEliminarMe ha hecho gracia lo de la sutura.
Gracias por tu visita.
Un abrazo.
Hola Elena.
ResponderEliminarSe lo dije a Onminayas y te lo digo a tí.
Admiro a las personas que sois capaces de tragaros los sentimientos para desarrollar vuestro trabajo.
Los que lo vemos desde fuera no lo sabemos igual que vosotros.
Un beso infitino más uno. ;)
Hola Madreselva.
ResponderEliminarSí que da para un largo debate, aunque se tenga claro lo que se debe hacer.
Gracias por estar.
Un beso.
Efectivamente, Laura.
ResponderEliminarNadie tiene derecho a disponer de las vidas.
Por cierto, ya va siendo hora de ver algo nuevo de ese Madrid recóndito.
Besos.
Hola Paula.
ResponderEliminarGracias por la bienvenida.
Yo también te doy la bienvenida a Barataria.
Como dices, se merecía que hubiesen fingido un error, o, por lo menos, que lo hubiesen cometido. Pero, al final, pasó lo que tenía que pasar.
Un saludo.
Hola Sechat.
ResponderEliminarSupongo que, si no cumplieras con tu deber, tu conciencia también te martirizaría de por vida. Todo un dilema.
Por cierto, descubrí el Cuentacuentos gracias a tu magnífico blog.
Ha sido todo un descubrimiento. Muchísimas gracias por conducirme a tan creativo lugar.
Besos.
Compleja elección. Supongo que podrá más la vocación por la vida... No sé si yo podría...
ResponderEliminarSaludos.
Hola Emma.
ResponderEliminarCuando el instinto dicta una cosa y la razón otra, se pierde, cuando menos, el sueño.
Para mí también ha sido todo un descubrimiento "El Cuentacuentos".
Estoy conociendo a gente magnífica.
Me ha gustado mucho tu historia de esta semana.
Besos.
Hola, Carlos.
ResponderEliminarRealmente hay profesiones a las que, si no se tiene verdadera vocación, no hay que dedicarse. De lo contrario, pueden ocurrir cosas incorrectas.
Gracias por la bienvenida.
Tú también eres bienvenido a Barataria.
Saludos.
Negrevernis, yo tampoco sé si podría. Por eso me alegro de no ser médico, ni nada que se le parezca.
ResponderEliminarSaludos.
Es muy difícil la situación por la que pasan estos dos médicos, pero al final cumplen con su deber. Estoy de acuerdo con Carmelo, la justicia para los jueces... pero te lo escribo con el corazón encogido; no quisiera ponerme en el lugar de esas madres que perdieron a estas niñas...terrible dolor. Gracias Perikiyo por hacernos reflexionar sobre esta clase de temas, nos humaniza a todos y nos hace ver que fuertes y frágiles podemos ser; pero que al final se impone nuestra fuerza interior.
ResponderEliminarBesos
Orianna, estoy de acuerdo contigo.
ResponderEliminarTodos sabemos lo que se debe hacer en un caso así, pero todos sentimos los mismos dictados del corazón. En estos casos, hay que hacer caso de la razón.
Gracias por tus palabras, siempre amables.
Besos.
Yo también opino que hacen lo que tienen que hacer. Su deber es salvar vidas, no pueden elegir. Para lo demás está la Justicia.
ResponderEliminarUn dilema moral al que no me gustaría enfrentarme.
Besitos Pedro.
¡Hola Irene!
ResponderEliminarSiempre has hecho gala de una gran sensatez.
Besitos para tí y tu preciosa princesita.
Hola Perikiyo,
ResponderEliminaryo personalmente dejaría a los padres de esas niñitas que lo operaran, que ellos hicieran de cirujanos
¿no te parece?
Hola Rosa.
ResponderEliminarBueno, realmente dan ganas de hacer lo qeu tú planteas. La rabia conduce a esos pensamientos.
Bienvenida a Barataria.
Hola Perikiyo!! Paso para avisarte que tengo un regalo en mi blog para vos. Espero que te guste.
ResponderEliminarBesossss
¡Hola! En mi opinion el asesino no merece la oportunidad de vivir que le dan estos señores cirujanos. Pero como profesionales estos señores deben cumplir con su trabajo, tanto en el bien como en el dolor, aunque sus pensamientos, como personas, no correspondan con la decision que han tomado, como en este caso. Aunque en estos casos, la manera de ver las cosas son muy diferentes dependiendo de si eres tu quien toma esa decision o no. Una buena publicacion. Un beso.
ResponderEliminarMirada de Ángel, es cierto que dan ganas de hacer lo que no se debe. Un buen médico debe tragarse esas ganas.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Besos.
De nuevo genial, intriga hasta el final. Como mandan los canones.
ResponderEliminarPermiteme, que me haga seguidor.
Cordiales saludos.
PEDROHUELVA, gracias por tu visita y tus palabras.
ResponderEliminarClaro que te permito que te hagas seguidor. Yo hace tiempo que sigo tu blog "Vicheando".
Bienvenido a Barataria.
hola! Perikiyo, muy original tu blog, y exelentes post.
ResponderEliminarsigue asi.
saludos!
Gracias, "Admin".
ResponderEliminarProcuraré seguir así.
Saludos.
El microcuento es para mí "el" texto de esta época... Y es que en muy pocas palabras logra introducirnos en toda una historia llena de complejidades; tiene la inmediatez necesaria para ser disfrutado por los seres rápidos en los que nos hemos convertido, siempre sin tiempo, constantemente caminando hacia alguna parte, como las hormigas... jejej. Agradezco los buenos microcuentos, porque así de veloces como son se adaptan a nuestro ritmo y a la vez nos sacan bruscamente de él... Los tuyos me parece que son de esos, Perikiyo.
ResponderEliminarVaya dilema el que planteas con este post....Creo que al final optaría en que en este caso debería prevalecer el juramento Hipocrático que hicieron estos cirujanos.
ResponderEliminarUn cordial saludo y mis deseos de que pases un buen domingo.
Hola Angélica.
ResponderEliminarTienes razón. Nos hemos convertido en seres rápidos, sin tiempo para disfrutar las cosas de forma sosegada.
Agradezco enormemente tus palabras.
Gracias por estar siempre ahí.
Saludos.
Sagitaire17, me alegro mucho de volver a verte por aquí.
ResponderEliminarBuen domingo para tí también, amigo.
Esto es como lo de ser abogado de un culpable y conseguir su libre absolución. Debia haber objeción de conciencia para no operar a un individuo así.
ResponderEliminarHola, Carlos.
ResponderEliminarCreo que lo del abogado es aún peor.
Al fin y al cabo, un médico hace un juramento hipocrático que le hace salvar vidas, sean las que sean. Nadie le va a cuestionar el hecho de operar a un asesino, aunque, como persona, pueda sentir dudas. Un abogado, en cambio, puede decidir. Por tanto, si un abogado salva de la cárcel a alguien que la merece, a mí, personalmente, no me vale la escusa de "he hecho mi trabajo".
Vaya, tu comentario me ha hecho reflexionar. Muchas gracias.
Saludos, Carlos.
Difícil decisión... Pero cumplieron con su deber. Para juzgar ya están los jueces, ¿no? Y haber hecho mal su trabajo hubiera suspuesto rebajarse al nivel de barbarie de su paciente.
ResponderEliminarSaludos.
No se puede mezclar, lo que ese mosntruo se merece con lo que realmente debe hacer un médico, es pura ética profesional, salvar vidas...Ahora una vez operado, que se pudra en la carcél, entre cuatro paredes a pan y agua...y se me ocurren unas barbaries, pero eso lo dejo para otra profesión.
ResponderEliminarUna duda fácil de resolver...
Muaks.
Hola, José.
ResponderEliminarEfectivamente, los médicos no son jueces. Tampoco son propietarios de vidas ajenas.
Aunque tuvieron un momento de duda, hicieron lo que debían.
Gracias por tu visita.
Bienvenido a Barataria.
Hola, Alalba.
ResponderEliminarHaces bien en no escribir las barbaries que se te ocurren. Prefiero que nos dediques las maravillosas palabras con las que nos sueles deleitar en tu blog.
Muaks para tí también.
Los medicos tienen la labor de salvar vidas, cierto.
ResponderEliminarLa justicia tiene que hacer su trabajo, cierto.
Pero aunque tengo un gran respeto por la vida, creanme que en este caso si yo fuera alguno de esos medicos, mi mente se apoderaria de mis manos e inconscientemente seria muy dificil hacer bien mi trabajo.
Para mi y perdonenme, esa persona no merece ninguna oportunidad.
Muy buen relato.
Un beso
Hola, Gala.
ResponderEliminarTus sentimientos de rabia hacia el horrible indivíduo de mi relato son totalmente comprensibles.
Precisamente, lo que quise plasmar en esta historia es la dificultad y responsabilidad a las que se tiene que enfrentar un profesional de la medicina.
Gracias por el comentario.
Besos.
¡Todos tus finales son geniales, Perikiyo!. Tus cuentos deberías recopilarlos en un un tomo.
ResponderEliminarHola Meg.
ResponderEliminarMuchas gracias, pero sería un tomo muy pequeño. Llevo muy pocos cuentos escritos.
Besos.
Uno de los mejores cuentos que te he leído, Perikiyo. Pero bueno, bueno... Enhorabuena.
ResponderEliminarEs que lo mejor de tus historias son sus finales.